“¿De qué sirve una llave de oro si no abre la puerta de la verdad?” (San Agustín).
Estas palabras nos fueron legadas por San Agustín. Sin duda, es la profunda lección que aprendió en su búsqueda de la verdad, cuando intentaba abrir la puerta de la verdad con las más diversas llaves y no lo conseguía.
Pero en un momento determinado, cuando nuestro amado Padre quiso responder a su búsqueda, le concedió la gracia de abrir la Sagrada Escritura en el pasaje indicado y la luz resplandeciente de Dios le inundó. Fue el “kairós” para él y, a partir de ese momento, sirvió al Señor con todo su corazón.
Es importante que los hombres busquen la verdad. Nuestro Padre ha sembrado este anhelo en su corazón y, siempre y cuando no esté completamente cegado y endurecido, el corazón humano es capaz de encontrar la verdad. El Padre mismo quiere revelarnos la Verdad, que es su Hijo, el único que puede decir de sí mismo: “Yo soy la Verdad” (Jn 14,6).
Nosotros, los hombres, hemos sido creados para Dios y sólo en Él podemos encontrar la verdadera plenitud. Del mismo modo, una búsqueda sincera de la verdad nos conducirá siempre a Aquel que es la Verdad. Mientras no conozcas aún la verdad, puedes probar diversas llaves para encontrarla. Pero una y otra vez tendrás que constatar que la llave no encaja y la puerta no se abre, que el alma no encuentra verdadero alimento en todo tipo de doctrinas e incluso corre el peligro de confundirse, como le sucedió a San Agustín.
Pero nuestro Padre acompañará a todo el que busque sinceramente y le hará percibir que aún no ha hallado la verdad. Él mismo tiene la llave en sus manos, y de todas las maneras posibles lo atraerá al camino correcto. Nuestro Señor sabe valerse de todas las circunstancias para que el buscador encuentre. Llegará el momento preciso que también experimentó San Agustín. Entonces sucederá. Ya no tendrá que probar más llaves, pues nuestro Padre mismo le ha abierto la puerta.
¿Y qué hay de nosotros, que tenemos la gracia de conocer la verdad? Señalemos el camino a los demás y, sobre todo, oremos por ellos para que encuentren la verdad. También esto forma parte del plan de nuestro Padre.