“LA AYUDA DE MARÍA”

«Dentro de poco sabremos con exactitud cómo será el paraíso. Seguramente dentro de cien años ninguno de nosotros caminará ya sobre esta tierra (…). Dentro de poco, pues, siempre que nos preparemos bien, bajo la protección de la Inmaculada.» (San Maximiliano María Kolbe).

La frase de hoy es muy oportuna para este primer sábado del mes, día que la Iglesia Católica dedica de forma especial a la Virgen María. La Madre de Dios es muy venerada y amada, y muchos fieles confían en su intercesión y la toman como guía espiritual, como hizo San Maximiliano Kolbe. En efecto, María es particularmente amada por el Padre celestial, que la ha incluido de forma única en el plan de salvación. Además, fue la primera discípula de su divino Hijo, y Él, desde la cruz, la entregó como madre a san Juan, quien «desde aquella hora la acogió en su casa» (Jn 19, 27). La Iglesia siempre ha entendido que María es también Madre del Cuerpo Místico de Cristo, es decir, la Iglesia.

En la frase de hoy, san Maximiliano quiere enfocar nuestra atención en lo esencial. Mientras estemos en la tierra, no nos corresponde explorar los misterios del cielo ni ocuparnos en exceso de cosas que aún están veladas para nosotros. Lo que sí nos corresponde es prepararnos bien para la eternidad recurriendo a la ayuda de la Virgen.

Para ello, podemos, por ejemplo, seguir el consejo de san Leonardo de Porto Mauricio: cada mañana al despertar y cada noche antes de dormir, el devoto de María debería rezar tres Ave Marías en honor a su pureza inmaculada, ofrecerle todos sus sentidos y todas las potencias de su alma, para que las custodie como posesión consagrada a ella, y pedirle la gracia de no caer en pecado durante ese día o esa noche.

Sin duda, nuestro Padre se complacerá en que honremos así a la Virgen María.