«Ve a lo profundo y sumérgete una y otra vez en mí. Entonces encontrarás la guía interior que precisas» (Palabra interior).
Nuestro Padre nunca nos dejará sin su guía. Puede manifestárnosla de diversas maneras. En la frase de hoy, Dios nos exhorta a entrar en nuestro interior. Cuando le buscamos y lo percibimos en nuestra alma, cuando nos sumergimos en Él y permanecemos allí, se lo ponemos fácil a nuestro Padre comunicarnos su Voluntad. Las diversas influencias y distracciones de afuera disminuyen. Cuanto más hayamos aprendido a distinguir la voz de Dios que susurra a nuestro interior de los impulsos de nuestra naturaleza o incluso del lado oscuro, tanto más fácil nos resultará comprender sus indicaciones.
Para no caer en engaños, también existen criterios objetivos que nos ayudan a distinguir la voz del Señor de otras voces o impulsos. Las directrices de nuestro Padre siempre vienen imbuidas de la luz de la verdad y nunca pueden contradecir la Sagrada Escritura ni la auténtica doctrina de la Iglesia. Aunque puedan llevarnos más allá de la razón, no son irracionales.
Si nos movemos en este marco predeterminado por Dios, debemos aceptar la invitación que hoy nos expresa y pedir consejo y guía a nuestro Padre en nuestro interior. De esta manera, también crecerá nuestra familiaridad con el Señor y nuestros oídos y atención interiores se agudizarán para percibir su voz.
Ciertamente este consejo cuenta sobre todo cuando nos encontramos ante decisiones y encrucijadas importantes en la vida. Pero también conviene examinar de cara a Dios aquellas cosas que, a nuestros ojos, parecen no tener una importancia determinante.