“ESPERAR LA GRACIA”

«Sin la gracia de Dios, no podría hacer nada» (Santa Juana de Arco).

Santa Juana de Arco expresa una verdad fundamental de manera muy sencilla. Ella sabe que depende de Dios en todo. Sin embargo, esta dependencia no tiene la connotación negativa que solemos asociar a este término cuando nos referimos a una situación que nos priva de nuestra libertad. Esto nunca sucede con nuestro Padre Celestial, ya que la dependencia de Él es la realización más profunda de nuestro ser. Por ello, conviene hacer énfasis en el cuidado amoroso de Dios, del que dependemos. En efecto, es así.

Puesto que nuestro Padre nos ofrece constantemente esta atención como un don de su amor, nuestra dependencia de Él representa una gran dicha y es la verdadera vida. Nuestra receptividad a esta gracia es, por así decir, el instrumento en el que nuestro Padre puede tocar la melodía de su amor.

Esto no significa que debamos permanecer en una actitud meramente pasiva, como si no hiciera falta ninguna cooperación por nuestra parte y como si fuéramos una especie de médium de la gracia, sin necesidad de emplear los dones naturales que Dios nos ha concedido.

Pero, eso sí, dependemos y dependeremos siempre de la gracia de Dios, sin la cual nada podemos hacer. Como dice Santa Juana en la frase de hoy: «Sin la gracia de Dios, no podría hacer nada.»

Para hacer todo como Dios quiere y como es mejor, debemos estar atentos a la gracia, que nos ilumina, nos fortalece y permite que se desplieguen en nosotros los dones del Espíritu Santo. A veces se requiere paciencia para ello y hay que saber esperar hasta que la gracia de Dios nos impulse hacia la dirección correcta y nos muestre cómo hacer lo que el Señor nos pide.