El Señor provee

Mc 6,7-13 

Jesús llamó a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos. Les ordenó que nada tomasen para el camino, a excepción de un bastón: ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja; y que fueran calzados con sandalias y no vistieran dos túnicas.

Les dijo además: “Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta marchar de allí. Si en algún lugar la gente no os acoge ni os escucha, marchaos de allí y sacudid el polvo de la planta de vuestros pies como testimonio contra ellos.” Ellos, yéndose de allí, iban predicando a la gente la conversión. Expulsaban a muchos demonios y curaban a muchos enfermos ungiéndolos con aceite.

El 6 de febrero del año pasado ya había hecho una meditación sobre este mismo pasaje del evangelio. El que desee, puede leerla o escucharla en este enlace: http://es.elijamission.net/anunciar-el-reino-de-dios/

Es por eso que hoy solamente tomaré una parte del evangelio, para explicarla más detenidamente: “Les ordenó que nada tomasen para el camino, a excepción de un bastón: ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja; y que fueran calzados con sandalias y no vistieran dos túnicas.”

Hoy en día, puede sonarnos casi absurdo vivir de esa manera, porque estamos acostumbrados a asegurar nuestra vida por todos lados, en la medida en que nos sea posible.

Ahora, en primer lugar, hemos de tener presente que el Señor dijo estas palabras a sus discípulos, a quienes había encomendado una misión. Hace parte de esta misión el abandonarse enteramente en la Providencia de Dios. En efecto, casi podríamos decir que el confiarle totalmente a Dios el cuidado de uno mismo es una señal inconfundible de ser enviados por Jesús. La Providencia de Dios para con sus mensajeros incluye todo. Los discípulos, en cambio, han de ocuparse solamente de lo esencial y de lo que les ha sido encomendado. En una forma de vida como la de los discípulos, que posteriormente ha sido imitada una y otra vez, resplandece de forma especial el amor y la presencia de Dios. ¡Para el Señor es una alegría proveer y cuidar Él mismo a sus enviados en todos los caminos que ha previsto para ellos! Ciertamente los discípulos lo habrán experimentado una y otra vez, aun si a veces tuvieron que vencer los miedos y las preocupaciones terrenales. En una ocasión, por ejemplo, se lamentaban de haber olvidado los panes, y entonces Jesús les exhortó a confiar y les recordó el milagro de la multiplicación de los panes que Él acababa de obrar (cf.Mc 8,14-21).

Ciertamente esta instrucción era concretamente para los discípulos y estaba vinculada a su misión. Pero, si tratamos de verlo un poco más profundamente, descubriremos aquí un mensaje que se dirige a todos los hijos de Dios.

Aunque estemos involucrados en este mundo de diversas maneras y rodeados de obligaciones, nuestro enfoque ha de ser la confianza en Dios. Es inútil e incluso perjudicial adoptar esa preocupación temerosa que es propia del mundo. ¡No debemos vivir como si no hubiese un Padre amoroso cuyo gran deseo es colmarnos de Su bondad!

Al igual que los discípulos, hemos de concentrarnos en lo esencial y tratar de cumplir la misión que Dios nos ha encomendado, sin dejarnos absorber por las preocupaciones por lo terrenal. Recordemos cuán breve es nuestra vida y aprovechemos el tiempo, como nos lo pide el Apóstol Pablo (cf. Ef 5,16).

El fundamento para esto es una profunda confianza, a la cual Dios nos llama una y otra vez (cf. p.ej. Mt 6,25-34). Desafortunadamente, con la caída en el pecado y la pérdida del Paraíso, perdimos también la confianza natural originaria, y ahora hemos de recuperarla. Seguramente es una herida sangrante en el Corazón del Señor el percibir la falta de confianza de nuestra parte, la cual aún restringe nuestra receptividad a Su amor y Su actuar con nosotros.

Finalmente, un pequeño aviso antes de terminar: Puesto que varias personas me preguntaron cuál es mi punto de vista sobre la vacuna contra el Covid-19, he escrito un texto al respecto. La intención es dar una imagen más clara sobre esta vacunación global en la que, según se escucha una y otra vez, se pretende que participe el mayor número posible de personas. Mi “Reflexión sobre la vacuna contra el Covid-19” puede leerse en español en el siguiente enlace:

http://es.elijamission.net/wp-content/uploads/2021/01/Impfbroschure-in-spanisch-nur-Teil-1-3.pdf

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