Después de la novena en preparación a la Fiesta de Dios Padre, que hemos celebrado ayer, volvemos a partir de hoy al formato habitual de nuestros “3 Minutos para Abbá”. Para hoy y mañana he escogido dos pasajes del Mensaje de Dios Padre, que me parecen apropiados para echar una mirada cada vez más profunda al Corazón de nuestro Padre Celestial.
“¡Paz y salvación para esta casa y para el mundo entero! ¡Que mi poder, mi amor y mi Espíritu Santo toquen los corazones de los hombres, para que la humanidad entera se encamine hacia la salvación y regrese a su Padre, que la busca para amarla y salvarla!” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).
Estas palabras del Padre sintetizan bien su amor que todo lo abarca. Todos los hombres han de volver a Él y nadie está excluido de la salvación que Él ofrece a todos sin excepción. Sólo el hombre mismo puede autoexcluirse y cerrarse al amor de Dios.
Esta afirmación de nuestro Padre es muy significativa para nosotros, los católicos, que tenemos la gracia de poder conocer y entender cada vez mejor el plan de salvación de Dios, comprendiendo mucho de lo que Él ya ha realizado y sigue realizando para que éste su plan se cumpla.
Nuestro Padre busca a los hombres, a todos sin excepción. Si nosotros ya hemos sido hallados por su amor, ¿no se nos dirige acaso la invitación de unirnos a su búsqueda? En realidad, sólo tenemos que recostarnos en su Corazón y escuchar atentamente, y entonces percibiremos el fuego del amor de nuestro Padre que quiere contagiarnos e inflamar nuestro interior. Nos dirá: “Yo quiero tocar los corazones de todos los hombres. ¿Quieres ayudarme?”
¿Y qué hará el Espíritu Santo? Él mantendrá encendido en nosotros este deseo del Padre Celestial.
¿Y nosotros? ¡Hagamos lo que está en nuestras manos! ¡El Señor nos lo recompensará!