1Cor 15,1-8
Hermanos, quiero traeros a la memoria el Evangelio que os prediqué, que habéis recibido y en el que permanecéis firmes; y el que os salvará, si lo guardáis tal como os lo prediqué. Si no, ¡habríais creído en vano!
En primer lugar os trasmití lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras, que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se apareció a Cefas y luego a los Doce; que después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los que todavía la mayor parte viven, aunque otros ya murieron. Luego se apareció a Santiago; más tarde, a todos los apóstoles. Y en último término se me apareció también a mí, que soy como un aborto.
¡Es el Evangelio el que salva al mundo! “Nadie va al Padre si no es a través de mí” –nos dice Jesús, sin dejar lugar a dudas (Jn 14,6). ¡Esto sigue vigente hoy como lo fue entonces, y es tanto más urgente cuanto más incrementa la confusión espiritual y la oscuridad!
Escuchemos hoy algunos pasajes de una entrevista a un cardenal de recta fe, publicada este 5 de abril. Se trata del Cardenal Robert Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino. Sus claras palabras tienen particular importancia en vista a las confusas expresiones que aparecen en la Declaración firmada en Abu-Dhabi por el Papa Francisco; expresiones que relativizan la apremiante necesidad de anunciar el Evangelio, o incluso la ponen en duda.
El Cardenal Sarah, en cambio, recalcó en su entrevista que los cristianos tienen un deber de evangelizar, y que es una tarea urgente la de llevar a Cristo a los no bautizados. Dijo con toda claridad que fue Jesús mismo quien nos dio este encargo, y citó el correspondiente pasaje evangélico: “Se me ha dado toda potestad en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándoles en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo cuanto os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28,18-20).
Posteriormente, el Cardenal Sarah citó al Apóstol Pablo, que escribe en 1Cor 9,16: “¡Ay de mí si no evangelizara!” El Cardenal habló con toda claridad cuando tocó el tema de la misión en África: “Los misioneros vinieron a África y anunciaron el Evangelio. No conozco ni un solo caso en el que un misionero hubiese ejercido violencia. Pero el anuncio del Evangelio es un deber.” Y vuelve a dejar en claro que Jesús es el único camino al Padre: “Sean budistas, musulmanes o animistas, tenemos que evangelizar a cada uno, porque Jesús es el único camino hacia la salvación. Aquí no se trata de proselitismo, porque no forzamos a los paganos o a los musulmanes con armas, sino que les ofrecemos el camino de la salvación. Nuestra religión se fundamenta en el amor y rechaza el uso de la violencia.”