EL DON DE SABIDURÍA

“Quiero mostraros cómo vengo a vosotros por medio de mi Espíritu Santo” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

Con el último y más hermoso de los dones del Espíritu Santo –el de la sabiduría– podemos saborear interiormente el amor que nuestro Padre nos tiene. Aquí no se trata, en primera instancia, de conocerlo a través del entendimiento o de penetrar en los misterios divinos, como habíamos considerado en el don que meditamos ayer, sino que se trata del “dulce sapere”, del “dulce sabor” de la sabiduría.

Con este don, nuestro Padre Celestial nos concede una experiencia interior del corazón, que cala aún más hondo que el conocimiento intelectual e inflama el corazón con su amor, que crece hasta convertirse en un fuerte torrente. El alma se siente arrebatada, irresistiblemente atraída por Dios y unida espiritualmente al Señor. Se consume en este amor.

La serie sobre los dones del Espíritu Santo nos ha mostrado cómo nuestro Padre establece su trono en el alma que se encuentra en estado de gracia, cómo nos atrae hacia Sí y nos une consigo mismo, de manera que lleguemos a la unificación plena con su santa voluntad.

Son sobre todo los místicos de nuestra Santa Iglesia quienes nos hablan de este camino de unificación del alma con Dios. Pero todos los fieles tienen acceso a este camino, y nuestro Padre introduce en los misterios de su amor infinito a cada alma de acuerdo con su capacidad y vocación particular.

Por nuestra parte, es importante estar abiertos al amor de nuestro Padre a través de la confianza y corresponderle. Entonces emprendemos el camino de la verdad y del amor de la mano del Padre. ¡Esto dará grandes frutos!