EL CAMINO DE ADVIENTO – Día 21: “Falsos profetas y tribulaciones”

Antes de entrar en la última etapa previa a la tierna fiesta de la Natividad de Jesús, debemos abordar otros acontecimientos que tendrán lugar antes de la Segunda Venida de Cristo al Final de los Tiempos. Ayer hablamos sobre la dolorosa apostasía y hoy debemos referirnos también a la aparición de falsos profetas.

«Estando sentado Jesús en el monte de los Olivos, se le acercaron en privado sus discípulos y le dijeron: “Dinos cuándo sucederá eso y cuál será el signo de tu venida y del fin del mundo”. Jesús les respondió: “Mirad que nadie os engañe, pues vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: ‘Yo soy el Cristo’, y engañarán a muchos”». (Mt 24,3-5).

¿Qué es un falso profeta?

En primer lugar, hay que decir que un falso profeta es aquel que no habla en nombre de Dios. También en el Antiguo Testamento encontramos falsos profetas. Eran aquellos que servían a Baal y decían lo que los reyes querían oír (cf. Jer 23,16-23). Por otro lado, estaban los verdaderos profetas, que anunciaban la Palabra y la Voluntad de Dios sin adulterarlas. Pensemos, por ejemplo, en Jeremías o Elías.

Para nosotros, los católicos, está claro que si alguien se presenta diciendo que es el Cristo o pretendiendo anunciar en su Nombre cosas que no se ajustan a la doctrina que se ha encomendado a la Iglesia, solo puede tratarse de un falso profeta. Pero esto no resulta tan evidente para quienes aún no conocen a Jesús. Ellos pueden ser engañados. Por ejemplo, a lo largo de su historia, los judíos han sido engañados por falsos mesías.

Han aparecido una y otra vez personas con pretensiones mesiánicas. Vinieron en su propio nombre (cf. Jn 5,43). A veces, también eran ensalzados por sus seguidores. Muchas veces eran líderes políticos cuyo fin siempre fue trágico y que arrastraron consigo a muchas personas. Los católicos deberían ser capaces de identificar fácilmente a tales líderes y falsos mesías; sin embargo, no siempre ha sido así.

No siempre son personas concretas las que propagan un falso mesianismo. También pueden ser ideologías o corrientes de pensamiento que se presentan con la pretensión de redimir a las personas y convertir este mundo en una especie de paraíso, adoptando así un carácter religioso. Estas tendencias se podían percibir tanto en el nazismo y el comunismo como en otros movimientos que rendían culto a sus líderes.

¡El número de falsos profetas es inmenso!

Para nosotros, los católicos, la situación se torna mucho más difícil cuando en el seno de la misma Iglesia surgen falsos maestros que anuncian doctrinas que no se ajustan a la enseñanza tradicional y emprenden caminos pastorales que no se basan en la verdad. Es un «falso espíritu» el que actúa aquí, porque ya no se anuncia en nombre de Cristo, sino conforme a las propias ideas. De esta forma, los que enseñan falsas doctrinas también se convierten en falsos profetas que inducen a error a los fieles. Por eso, la Sagrada Escritura nos exhorta una y otra vez a aferrarnos a la doctrina tal y como nos ha sido transmitida por la Tradición (cf. 2Tes 2,15; 2Jn 1,9-10) y a no dejarnos engañar (cf. Hb 13,9).

Finalmente, en lo que respecta a los signos precursores del Retorno de Cristo, cabe señalar que se nos han predicho grandes tribulaciones: guerras, hambrunas, terremotos y fuertes persecuciones (cf. Mt 24, 7-9), así como violentas catástrofes naturales que anunciarán la Parusía del Señor (cf. Mt 24,29-30; Is 13,10; 34,4). Sabemos que muchas de estas predicciones ya se han cumplido. Sin embargo, estos acontecimientos se intensificarán a medida que se aproxime el Retorno de Cristo. Por tanto, debemos percibirlos atentamente e interpretarlos a la luz de la Palabra de Dios.

Con esto concluyo por ahora esta temática para, en los próximos días de preparación inminente para la Navidad, volver a centrar la mirada en el Niño de Belén, que nos invita a acudir a Él.

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Meditación sobre la antífona O del 20 de diciembre: https://es.elijamission.net/o-clavis-david-2/

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