«Debes anunciar mi amor por los hombres para sanar sus corazones» (Palabra interior).
La exhortación contenida en la frase de hoy se extiende, sin duda, a todos aquellos que han entablado una relación íntima con Dios y desean seguir los impulsos y peticiones que nos dirige en el Mensaje a Sor Eugenia Ravasio.
Comprendemos bien cuán importante es para las personas que se les anuncie el amor del Padre tal y como Él lo desea. Si nosotros mismos necesitamos entender cada vez más profundamente su amor para recorrer con alegría y seguridad el camino hacia Él, ¡cuánto más lo necesitan aquellos que no lo conocen en absoluto o solo de forma insuficiente! Tal vez muchas personas dudan de que haya alguien que las ame.
Sin duda, el mensaje del amor de Dios debe anunciarse ante todo mediante la palabra. Esa es la tarea encomendada a los misioneros a lo largo de los siglos. Sin embargo, nuestro Padre se lamenta de que ni siquiera los misioneros lo conocen como Él es en verdad. Esa es una de las razones por las que Él mismo quiso dirigir su mensaje a la humanidad a través de la Madre Eugenia. Allí nos dice: «Por eso vengo a proclamarme como el Padre de todos los hombres, el más tierno de los padres, y a corregir el amor que me ofrecéis, que está distorsionado por el miedo».
Así, pues, hemos sido enviados para sanar los corazones de los hombres mediante la aplicación concreta del amor de nuestro Padre. Sin duda, primero debemos hacerlo con aquellas personas con las que convivimos, pero también con todas aquellas a las que el Señor ponga en nuestro camino o hacia las que nos envíe.
¡Qué tarea tan sagrada nos confía nuestro Padre Celestial! ¿Qué otro remedio podría sanar al hombre si no es el encuentro con el amor divino, cimentado en la verdad?
A propósito, he publicado dos conferencias en mi canal de YouTube que abordan el tema de la sanación interior a través de nuestra fe:
Primera parte: https://www.youtube.com/watch?v=RZAW9y9gFqU
Segunda parte: https://www.youtube.com/watch?v=sP1WbK2GBKc