“DIOS PUEDE VALERSE INCLUSO DEL PECADO”

«Hijo mío, incluso el pecado puede convertirse en un peldaño que nos acerca a Dios, que nos eleva, que nos conduce aún con más seguridad hacia Él, siempre y cuando al pecado le siga el profundo dolor de haberlo cometido, cuando nos proponemos sinceramente no repetirlo, cuando sentimos lo mal que hemos actuado contra la misericordia de Dios, cuando éste es capaz de desgarrar las fibras más duras de nuestro corazón, haciendo brotar de ellas lágrimas de arrepentimiento y de amor» (San Pío de Pietrelcina).

Hoy escuchamos una vez más a uno de los hombres sabios que Dios ha concedido a la Iglesia. El Padre Pío nos recuerda que nuestro Padre puede valerse incluso del mayor de los males, es decir, el pecado, para acercarnos a Él.

Así es nuestro Padre, y haríamos bien en escucharle atentamente.

Es el enemigo del género humano quien, después de inducirnos a pecar, quiere mantenernos atrapados en el pecado. Incluso después de haber experimentado una sincera conversión y haber recurrido a los medios que nos ofrece la Iglesia para alcanzar el perdón, puede que siga intentando acusarnos o que quiera robarnos la paz interior a través de los reproches de otras personas.

¡No sucede así con nuestro Padre Celestial! Como nos asegura el Padre Pío, si nos arrepentimos sinceramente y sentimos dolor por nuestros pecados, con los que hemos atentado contra el amor de Dios, nuestro Padre puede servirse de ellos para entrar profundamente en nuestra alma y purificarla con lágrimas de santa contrición.

Sin duda, debemos luchar con todas nuestras fuerzas para evitar el pecado y tomar todas las medidas necesarias para no caer en él. Pero, si en alguna ocasión no lo logramos y nuestro Padre lo permite, Él siempre está ahí para levantarnos y, tras habernos arrepentido y reconocido nuestra culpa, se valdrá de nuestra caída como peldaño para acercarnos a Él.