CUÍDATE DE NO SOLTARTE DE SU MANO

“Eleva una y otra vez tu mirada a Dios para examinar si tus acciones y caminos son rectos a sus ojos. Sobre todo, cuídate de no soltarte de su mano” (San Francisco de Sales).

Este consejo de San Francisco de Sales puede convertírsenos en un buen hábito, que hace surgir un diálogo vivo con nuestro Padre. También podemos preguntarle concretamente y con un corazón libre si hay algo que se interpone entre Él y nosotros, y, en caso de ser así, pedirle que nos lo muestre. Nuestro Padre nos responderá y nos ayudará a remover todo obstáculo, de manera que el amor pueda fluir sin trabas. De esta manera, surgirá una relación de confianza más profunda, marcada por una creciente naturalidad, y desaparecerán los miedos que aún podamos tener.

Gracias al Mensaje de Dios Padre a Sor Eugenia Ravasio, sabemos cuán importante es para Él cultivar esta relación íntima con nosotros, la familiaridad del amor. Para ello, es muy oportuno el consejo de San Francisco, que es una aplicación concreta de las palabras del salmo: “Señor, sondéame y conoce mi corazón, ponme a prueba y conoce mis sentimientos, mira si mi camino se desvía, guíame por el camino eterno” (Sal 138,23-24).

El santo añade finalmente la urgente exhortación a no soltar nunca la mano confiada del Padre. Eso significa que siempre hemos de volver a Él si ha surgido alguna discordia por nuestra culpa, y no seguir dejándonos llevar por ella ni permitir que gane terreno. Cuanto antes volvamos a prender la mano de Dios, antes se restablecerá la unidad previa e, incluso, puede profundizarse si mostramos arrepentimiento y admitimos nuestro error.