Empecemos con un breve pasaje del Mensaje de Dios Padre:
“He aquí el verdadero objeto de mi venida: Vengo para eliminar el temor excesivo que mis criaturas tienen de mí, y para hacerles comprender que mi alegría está en ser conocido y amado por mis hijos, es decir, por toda la humanidad presente y futura.”
En el texto del mensaje de Dios Padre, Madre Eugenia empieza describiendo la magnífica aparición del Padre, la cual fue anunciada por cantos de ángeles. Es el 1 de julio de 1932… El Padre empieza a hablarle:
“¡Te lo dije ya y te lo repito: no puedo entregar por segunda vez a mi Hijo predilecto para demostrarles a los hombres mi amor! Pero ahora yo mismo vengo a ellos por amor. Para que conozcan este amor, Yo tomo su aspecto y su pobreza.
Hemos empezado la Cuaresma, y ya desde hace un buen tiempo yo llevaba en mi corazón la pregunta acerca de qué temática podría desarrollar en las meditaciones durante este Tiempo Santo. Si bien puedo recurrir a textos de años anteriores –lo cual, de hecho, hago a veces, cuando estoy corto de tiempo–, no era eso lo que sentía que debía hacer. Entonces, le pregunté a mi Señor qué sería lo adecuado, y me pareció entender que ahora debería dedicar algunas meditaciones al Mensaje de Dios Padre, para que los fieles puedan conocerlo mejor.
Antes de continuar, quisiera hacer una breve aclaración o, mejor dicho, corrección sobre lo dicho ayer… Desde el punto de vista médico, me señalaron la razón por la cual probablemente los obispos temen un mayor riesgo a través de la comunión en la boca. Los patógenos del coronavirus se encuentran sobre todo en la garganta, y, al tener la boca abierta podrían, bajo ciertas circunstancias, transmitirse a otras personas. Sin embargo, sigue en pie la afirmación de que, en mi punto de vista, las medidas no son pertinentes.
En estos días en que la proliferación del así llamado “coronavirus” inquieta a muchas personas, me han sido planteadas preguntas de gran actualidad, que me gustaría abordar. Se trata de la recepción de la santa comunión… En algunos lugares, por recomendación de los obispos a cargo, se está distribuyendo la comunión en la mano en las Santas Misas. Esto es lo que he escuchado de Alemania, de México, de Jerusalén y, aún más, de Italia. Recientemente se tomó la misma medida también en Ecuador.leer más
Una de nuestras oyentes de China preguntó cuál sería la diferencia entre la doctrina católica y ortodoxa con respecto al cielo y al infierno.
En primera instancia, vale aclarar que –hasta donde sé– no hay en la Iglesia Ortodoxa un catecismo que sea vinculante para todos los fieles. Como es sabido, la Iglesia Ortodoxa se divide en “iglesias nacionales”. Por eso, en esta materia podría haber diferencias leves entre ellas, pero ciertamente no elementales.
Continuamos hoy con el tema de la Adoración Eucarística…
En la Adoración al Santísimo, se debería procurar que, de ser posible, se guarden también momentos de silencio, en los cuales el Señor puede tocar interiormente el alma. Por lo general, estamos habituados a la oración vocal, y solemos ocupar el tiempo con determinadas oraciones pre-establecidas. Sin embargo, sería muy fructífero que también pudiésemos simplemente decirle al Señor: “Aquí estoy”, y que tengamos el tiempo para entrar en un íntimo diálogo con Él.leer más
Hoy, empezando un nuevo mes, quisiera volver a responder a preguntas o pedidos que nos han sido formulados por parte de alguno de nuestros oyentes, y que podrían ser de interés común.
Por una parte, me preguntaron si podría hablar algo acerca de la Adoración Eucarística.
Por otra parte, una persona de China planteó la pregunta de cuál sería la diferencia entre la doctrina católica y ortodoxa con respecto al cielo y al infierno.
¿Cómo podemos ofrecer resistencia espiritual al espíritu malo de Herodes y de los que practican el aborto? ¿Será también el mismo que provoca los suicidios?
Empecemos diciendo que, a nivel objetivo, es siempre el mismo espíritu el que induce a una persona a matar, sea matar a otra persona (y en este caso, a un niño inocente); sea quitarse a sí misma la vida.
Como acostumbro hacerlo una vez al mes, quisiera en estos días responder a algunas preguntas de común interés que han surgido entre los oyentes de las meditaciones. Debido a que, al finalizar enero, habíamos tenido la serie de meditaciones con el testimonio de Roy Schoeman, en esta ocasión las preguntas se postergaron hasta esta fecha, y no fueron a fin de mes, como de costumbre. Entonces, quisiera empezar hoy respondiendo dos preguntas…