En la última meditación, señalé que, de ser posible, se evite el contacto con aquellas personas que nos superan en dinamismo, en cuanto hayamos comprobado que nos influencian negativamente y no podemos resistirles lo suficiente. Vale insistir en que esto no es ser cobardes, sino reconocer prudentemente la propia debilidad. En este contexto, hay que decir que es necesario hacer una distinción, porque también existe en el hombre la tendencia a evadir todo conflicto, para protegerse a sí mismo y procurar una falsa armonía. En este caso, sí podría ser cobardía, y ésta debe superarse necesariamente en Cristo, porque puede llevar incluso a la negación del Señor.
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El Hijo os dará libertad (Parte VIII)
Todavía en el contexto de las carencias de libertad, queremos hoy tocar un tema que afecta tanto nuestra vida en general como también la vida espiritual, y puede reducir notablemente la expresión de la libertad en Cristo. Es sumamente importante vencer estas carencias de libertad, pues incluso pueden volverse peligrosas cuando no las dominamos. Para esta meditación me basaré en el libro “Nuestra transformación en Cristo” de Dietrich von Hildebrand, específicamente en el capítulo que se titula “La verdadera libertad”.
El Hijo os dará libertad (Parte VII)
La vanidad desde una perspectiva espiritual
Si uno observa con mirada espiritual a una persona que está fuertemente determinada por la vanidad, se podrá notar de inmediato su carencia de libertad. Su enfoque no está puesto en Dios, sino en sí misma. Además, fácilmente se hace dependiente del juicio de otras personas.
El Hijo os dará libertad (Parte VI)
La vanidad
La vanidad es una carencia de libertad bastante común, cuyo efecto negativo en el seguimiento de Cristo suele subestimarse. Tiene diversas manifestaciones, y, en lo que refiere a la apariencia física, afecta sobre todo a la mujer.
El Hijo os dará libertad (Parte IV)
Los miedos
Todos nosotros conocemos diversos miedos, que le quitan libertad a nuestra vida y la apesadumbran: miedo a enfermedades graves, amenazas por parte de otras personas, miedos existenciales, temor a la muerte; entre muchos otros, algunos de los cuales también son miedos irracionales.Todos ellos están en contradicción a aquella palabra del Señor: “En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ánimo!, yo he vencido al mundo” (Jn 16,33). En esta afirmación, se nos señala también el camino para superar tales miedos.
El Hijo os dará libertad (Parte III)
Con las meditaciones de los últimos días, nos hemos adentrado en un tema bastante extenso, que ha de ayudarnos a vivir nuestra fe cristiana con mayor libertad. Las diversas carencias de libertad impiden que el amor de Dios nos impregne por completo, y traen el peligro de que, a pesar de la maravillosa fe que se nos ha concedido, permanezcamos encerrados en ciertas prisiones interiores o, al menos, de que no saboreemos la plenitud de la libertad que Dios quiere concedernos. “Si el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres” -nos dice Jesús (Jn 8,36).
El Hijo os dará libertad (Parte II)
En la última meditación, habíamos tratado el tema de los respetos humanos, y habíamos visto cómo esta carencia de libertad pesa sobre nosotros y opaca el testimonio de una vida liberada en Cristo. Pero los respetos humanos no solamente nos afectan y limitan a nivel personal, afectando sólo indirectamente a las otras personas; sino que pueden llevar al pecado. Por ejemplo, nuestra fe católica nos llama a profesar las verdades que corresponden a ella. Pero si estamos atados por los respetos humanos, hay un gran peligro de que no confesemos nuestra fe. Esto puede significar que, en el momento en que se nos exige un testimonio, negamos al Señor.
Comentario sobre el Sínodo de la Amazonía, Parte 4
¿Cuáles son las conclusiones que hay que sacar, si se asume que, en el contexto del Sínodo Amazónico, tuvieron lugar en el Vaticano y en una iglesia de Roma actos idolátricos, y, por tanto, se dio una grave violación contra el primer mandamiento? leer más
Comentario sobre el Sínodo de la Amazonía (Parte III)
Al final de la última meditación, habíamos escuchado que el Papa Francisco afirmó que las estatuas de la Pachamama habían sido integradas sin una intención idolátrica. Sin querer poner en tela de duda estas palabras del Papa, pienso que su enunciado no aclara la situación. Aquí tenemos que tener en claro dos cosas: Primeramente, hay que hacer una distinción entre la situación objetiva y la intención subjetiva de la persona. Puede que uno, por ejemplo, tenga una buena intención; pero, no obstante, esté mal objetivamente. Esto se relaciona con el hecho de que el hombre es capaz de errar.
Comentario sobre el Sínodo de la Amazonía (Parte II)
El comentario de hoy sólo podrá entenderse en contexto con lo dicho ayer. Pido paciencia a todos los oyentes, pero es que este tema requiere de una cierta profundización, puesto que se trata de un asunto relevante para la Iglesia, cuya magnitud posiblemente no se está midiendo lo suficiente.