Después de haber reflexionado sobre el Anticristo desde diversas perspectivas, citando los correspondientes pasajes bíblicos y obras literarias que tratan esta temática, e incluyendo también la dimensión profética (como, por ejemplo, los mensajes marianos y afirmaciones de otros santos), se plantea con urgencia la cuestión de qué tan fuertemente está actuando e influyendo el espíritu anticristiano en nuestra Iglesia.
Todo lo que hemos escuchado en las meditaciones anteriores sobre el Anticristo, muestra claramente cuán peligroso es el espíritu anticristiano para los hombres. Es el más tenaz y quizá también el último intento del Diablo de expandir su dominio al mundo entero, de subyugarlo y, si le es posible, ser adorado. Dios permite estas pruebas y las incluye en Su plan de salvación, porque nada sucede sin que Nuestro Señor lo sepa y sin que Él lo ordene conforme a Su Voluntad.
Partiendo de la Sagrada Escritura y de la literatura, podemos enumerar algunas características del Anticristo, sin pretender describirlas en su totalidad y con toda certeza…
El Anticristo, también llamado “hijo de la perdición” (cf. 2Tes 2,3), se presentará como soberano universal. Mientras que los otros “anticristos” que han existido a lo largo de la historia –tales como los dictadores del siglo pasado– prontamente manifestaron su crueldad; el Anticristo es descrito como un mensajero de paz, dotado de un extraordinario carisma y de los poderes políticos correspondientes para llevar a cabo sus planes.
Continuamos nuestro tema con dos autores más. El primero de ellos, Robert Benson, que escribió el libro “El amo del mundo”, lo trataré sólo brevemente, puesto que resumí su obra recientemente, en la meditación del 20 de mayo de este año (Véase: http://es.elijamission.net/el-amo-del-mundo-un-corto-resumen/)leer más
En la meditación de hoy y de mañana, analizaremos cómo es descrito el Anticristo en la literatura que conozco sobre este tema.
Suele describírselo sobre todo como una figura política, dotada de un extraordinario carisma, que ofrece soluciones para los problemas políticos y sociales más urgentes. De acuerdo a lo que he encontrado en la literatura, el Anticristo poseerá una enorme fuerza de atracción, de modo que las personas difícilmente podrán sustraerse de su fascinación. Hacia afuera, el Anticristo se mostrará como una persona espiritual y aparentemente ornada de virtudes; un hombre con un amplio horizonte que se muestra abierto a los asuntos religiosos.
La Sagrada Escritura habla de muchos anticristos que han aparecido. Por ejemplo, el Apóstol San Juan escribe en su carta:
“Hijos míos, ha llegado la última hora. Habéis oído que vendría un Anticristo; y la verdad es que han aparecido muchos anticristos. Por eso nos damos cuenta que ha llegado la última hora. Salieron de entre nosotros, aunque no eran de los nuestros. Pues si hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Así se ha puesto de manifiesto que no todos son de los nuestros” (1Jn 2,18-19).
La actual pandemia, así como también otras amenazas que se ven venir en el mundo e incluso en nuestra Santa Iglesia, inquietan a no pocas personas. Son cada vez más frecuentes preguntas como éstas (y también a mí me han sido dirigidas): ¿Será que ha llegado el tiempo en que hay que retirarse al campo y salir de las grandes ciudades? ¿Estarán cumpliéndose los acontecimientos profetizados en el Libro de Daniel (cf. Dan 7 y 12)? ¿Será que están ya en marcha los jinetes descritos en el Libro del Apocalipsis (cf. Ap 6,1-8)? ¿Seremos forzados a vacunarnos con una sustancia que contiene también material embriológico? ¿O se incluirá en la vacuna algo que enferme a la persona, o que controle todos sus movimientos? ¿Estaremos acercándonos a una dictadura con el carácter de un Gobierno Mundial? Éstas y muchas otras sospechas y observaciones se plantean…
En las meditaciones anteriores, partiendo de un texto de Ezequiel (28,1-19), había hablado sobre el actuar del ángel caído, del cual hemos de tomar consciencia para no dejarnos enceguecer. Lamentablemente, Lucifer actúa también en nuestra Iglesia, y ha adquirido una gran influencia. Es muy doloroso percibir esto, particularmente cuando vemos que su actuar llega hasta las mismas autoridades de la Iglesia. ¡Pero esto no puede pasarse por alto!
En la meditación de ayer, había indicado que no podremos encontrar la clave para entender la actual pandemia, mientras no incluyamos a Dios.
Éste es el núcleo para hallar respuestas, a partir de las cuales se podrá actuar correctamente y discernir los espíritus. Por supuesto que también hay medidas justificadas y necesarias, que son guiadas por la razón, uno de los dones que Dios nos ha dado. Estas medidas son importantes y hemos de acogerlas.
Escuchemos nuevamente una parte de la lectura que habíamos meditado los últimos dos días:
“Eras el sello de una obra maestra, colmado de sabiduría, de consumada belleza. Morabas en Edén, en el jardín de Dios. Toda suerte de piedras preciosas engalanaban tu manto: rubí, topacio, diamante, crisólito, piedra de ónice, jaspe, zafiro, malaquita, esmeralda; en oro estaban labrados los aretes y pinjantes que llevabas, preparados desde el día de tu creación. Hice de ti un querubín protector, centelleante; estabas en el monte santo de Dios, caminabas entre piedras de fuego.