En futuro quisiera hacer el 7 de cada mes una meditación sobre el “Mensaje del Padre”. Opto por el día 7 puesto que una de las grandes peticiones que Dios Padre expresa en dicho Mensaje es que se instaure una Fiesta litúrgica en Su honor, para lo cual escoge el día 7 de agosto. Pero hoy, puesto que celebramos la memoria de Nuestra Señora del Rosario, quisiera primero dedicar unas palabras a esta ocasión.
¡Vanidad de vanidades! -dice Qohélet-, ¡vanidad de vanidades, todo es vanidad! ¿Qué saca el hombre de toda la fatiga con que se afana bajo el sol? Una generación va, otra generación viene; pero la tierra permanece donde está. Sale el sol, se pone el sol; corre hacia su lugar y de allí vuelve a salir. Sopla hacia el sur el viento y gira al norte; gira y gira y camina el viento. Todos los ríos van al mar, y el mar nunca se llena; al lugar donde los ríos van, allá vuelven a fluir.
Si tenemos presente los cuatro pilares que mencionamos en la meditación de ayer, tendremos un buen punto de partida para resistir a la corriente anticristiana.Recordemos cuáles eran estos cuatro pilares: clara doctrina de la Iglesia, una enseñanza moral sin ambigüedades, auténtica misión y fervor en la lucha por la santidad.
Con la meditación de hoy, vamos llegando al final de esta serie sobre el Anticristo. Mañana será la última. Sé que muchas preguntas quedan abiertas aún y necesitan ser profundizadas. Por tanto, en la meditación de mañana señalaré en qué marco continuaré tratando este tema, distinto al de las meditaciones diarias, particularmente para aquellos que se sienten llamados por el Señor a ofrecer resistencia conscientemente contra las tendencias y los poderes anticristianos. Para la amplia audiencia de las meditaciones diarias, quisiera dar ahora algunos consejos, que podrían serles provechosos.
Después de haber reflexionado sobre el Anticristo desde diversas perspectivas, citando los correspondientes pasajes bíblicos y obras literarias que tratan esta temática, e incluyendo también la dimensión profética (como, por ejemplo, los mensajes marianos y afirmaciones de otros santos), se plantea con urgencia la cuestión de qué tan fuertemente está actuando e influyendo el espíritu anticristiano en nuestra Iglesia.
Todo lo que hemos escuchado en las meditaciones anteriores sobre el Anticristo, muestra claramente cuán peligroso es el espíritu anticristiano para los hombres. Es el más tenaz y quizá también el último intento del Diablo de expandir su dominio al mundo entero, de subyugarlo y, si le es posible, ser adorado. Dios permite estas pruebas y las incluye en Su plan de salvación, porque nada sucede sin que Nuestro Señor lo sepa y sin que Él lo ordene conforme a Su Voluntad.
Partiendo de la Sagrada Escritura y de la literatura, podemos enumerar algunas características del Anticristo, sin pretender describirlas en su totalidad y con toda certeza…
El Anticristo, también llamado “hijo de la perdición” (cf. 2Tes 2,3), se presentará como soberano universal. Mientras que los otros “anticristos” que han existido a lo largo de la historia –tales como los dictadores del siglo pasado– prontamente manifestaron su crueldad; el Anticristo es descrito como un mensajero de paz, dotado de un extraordinario carisma y de los poderes políticos correspondientes para llevar a cabo sus planes.
Continuamos nuestro tema con dos autores más. El primero de ellos, Robert Benson, que escribió el libro “El amo del mundo”, lo trataré sólo brevemente, puesto que resumí su obra recientemente, en la meditación del 20 de mayo de este año (Véase: http://es.elijamission.net/el-amo-del-mundo-un-corto-resumen/)leer más
En la meditación de hoy y de mañana, analizaremos cómo es descrito el Anticristo en la literatura que conozco sobre este tema.
Suele describírselo sobre todo como una figura política, dotada de un extraordinario carisma, que ofrece soluciones para los problemas políticos y sociales más urgentes. De acuerdo a lo que he encontrado en la literatura, el Anticristo poseerá una enorme fuerza de atracción, de modo que las personas difícilmente podrán sustraerse de su fascinación. Hacia afuera, el Anticristo se mostrará como una persona espiritual y aparentemente ornada de virtudes; un hombre con un amplio horizonte que se muestra abierto a los asuntos religiosos.
La Sagrada Escritura habla de muchos anticristos que han aparecido. Por ejemplo, el Apóstol San Juan escribe en su carta:
“Hijos míos, ha llegado la última hora. Habéis oído que vendría un Anticristo; y la verdad es que han aparecido muchos anticristos. Por eso nos damos cuenta que ha llegado la última hora. Salieron de entre nosotros, aunque no eran de los nuestros. Pues si hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Así se ha puesto de manifiesto que no todos son de los nuestros” (1Jn 2,18-19).