Como había anunciado en la meditación de ayer, en este Tiempo de Adviento las meditaciones diarias en los días de la semana han de servir primordialmente para profundizar la conferencia del Domingo, que está subida en el canal de YouTube en inglés con traducción al español:
Showing all posts in Meditaciones
Preparación en el Tiempo de Adviento
La meditación de hoy será como un preámbulo a nuestro propósito para este Tiempo de Adviento. En estas semanas, en que nos preparamos para la Fiesta de la Natividad del Señor, las meditaciones diarias estarán vinculadas a las cuatro conferencias que publicaremos cada uno de los domingos de Adviento en el canal de YouTube “Elijerusalem” (https://www.youtube.com/channel/UCl-gQ2X45ZgU96o15SUYLbQ). Así, en el transcurso de la semana iremos reflexionando y profundizando más en el tema tratado el domingo, de modo que juntos recorreremos un camino a lo largo del Tiempo de Adviento hasta llegar a la Navidad.
No adorar a la Bestia

Ap 20,1-4.11-15; 21,1-2
Yo, Juan, vi a un ángel que bajaba del cielo, llevando en su mano la llave del abismo y una gran cadena. Dominó al Dragón, la serpiente antigua –que es el diablo y Satanás– y lo encadenó por mil años. Lo arrojó al abismo, lo encerró y selló el lugar. Así no volverá a seducir a las naciones, hasta que se cumplan los mil años. Después tendrá que ser soltado por un poco de tiempo.
La confianza en Dios
El día 7 de cada mes lo dedicaremos a una meditación sobre Dios Padre, y tomaremos un pasaje del “Mensaje de Dios Padre” a Sor Eugenia Ravasio; una revelación privada aprobada por la Iglesia. En dicho Mensaje, el Padre Celestial expresa el deseo de que la Iglesia instaure una Fiesta litúrgica en Su honor, y propone que se la celebre el 7 de agosto. Es por eso que escogemos el día 7 de cada mes para ahondar en este valioso Mensaje.
La humildad: preciosa flor en el jardín de Dios

Ef 4,1-6
Yo, prisionero por el Señor, os exhorto a que viváis de una manera digna de la llamada que habéis recibido: con toda humildad, mansedumbre y paciencia, soportándoos unos a otros por amor, poniendo empeño en conservar la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz. Pues uno solo es el cuerpo y uno solo el Espíritu, como una es la esperanza a que habéis sido llamados. Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, actúa por todos y está en todos. leer más
La ascesis (Parte 5)

Hoy trataremos el tema de cómo manejar nuestros pensamientos y sentimientos en el sentido de la formación espiritual, que implica la ascética.
“Los pensamientos retorcidos apartan de Dios” –nos dice el Libro de la Sabiduría (1,3). “Él [el Espíritu Santo] se aleja de los pensamientos vacíos” (1,5b).
La ascesis (Parte 4)

Una vez que hayamos aprendido a ordenar nuestra excesiva locuacidad, y ya no digamos simplemente todo hacia afuera, sin haberlo examinado, el siguiente paso será “qué” es lo que decimos y “cómo” lo decimos.
El Apóstol nos advierte: “Que no salga de vuestra boca ninguna palabra mala, sino lo que sea bueno.” (Ef 4,29), y en otra parte nos dice:“Desechad también vosotros todas estas cosas: (…) la blasfemia y la conversación deshonesta en vuestros labios.” (Col 3,8)
La ascesis (Parte 3)

El combate contra nuestras inclinaciones desordenadas no puede limitarse únicamente a la esfera de los sentidos, que han de ser refrenados para que no nos debiliten e incluso nos dispongan más fácilmente al pecado. La ascética debe aplicarse también a las inclinaciones desordenadas a nivel mental y espiritual, porque también éstas afectan al alma.
La ascesis (Parte 2)

Como habíamos visto en la meditación de ayer, la ascética tiene como fin disponernos mejor a cumplir la Voluntad de Dios y a no dejarnos dominar por las inclinaciones de nuestra naturaleza caída. La ascética es, entonces, un medio; un esfuerzo imprescindible, que está al servicio de una meta concreta: mejorar por nuestra parte las disposiciones para poder unificarnos con la Voluntad de Dios. Desde este punto de vista, las prácticas ascéticas y la ascesis como tal adquieren su sentido más profundo y su nobleza.
La ascesis (Parte 1)
Para avanzar en el camino de seguimiento de Cristo, será una gran ayuda la ascética, pues no podemos olvidar que, a lo largo de toda nuestra vida, nos encontramos en un combate, que, con la gracia de Dios, hemos de librar como corresponde. Este combate se da en varios niveles. Hoy quisiera hablar sobre la “armadura básica” que constituye la ascética en esta lucha.