El camino regio

1Cor 12,31-13,13

Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, sería como el bronce que resuena o un golpear de platillos. Y aunque tuviera el don de profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, y aunque tuviera tanta fe como para trasladar montañas, si no tengo caridad, no sería nada. Y aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo para dejarme quemar, si no tengo caridad, de nada me aprovecharía.

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Las vírgenes prudentes

Mt 25,1-13 (Lectura correspondiente a la memoria de Santa Hildegarda de Bingen)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: “Entonces el Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio. Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes. Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de aceite; las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las alcuzas. Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron. Mas a media noche se oyó un grito: ‘¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!’ Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: ‘Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan.’

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El Fin de los Tiempos

Lc 21,9-19  (Evangelio de la memoria de San Cornelio y Cipriano según el leccionario tradicional)

Entonces dijo Jesús a sus discípulos: “Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis. Es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato.” Y añadió: “Se levantará nación contra nación y reino contra reino; habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares; se verán cosas espantosas y grandes señales en el cielo. Pero antes de todas estas cosas os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, llevándoos ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre: esto os sucederá para dar testimonio. 

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La necesidad de la fe

Mc 8,27-35

Salió Jesús con sus discípulos hacia las aldeas de Cesarea de Filipo. Y en el camino comenzó a preguntar a sus discípulos: “¿Quién dicen los hombres que soy yo?” Ellos le contestaron: “Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que uno de los profetas.” Entonces él les preguntò: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” Pedro le contestó: “Tú eres el Cristo.” Entonces les ordenó enérgicamente que no hablasen a nadie sobre esto. Y comenzó a enseñarles que el Hijo del Hombre debía padecer mucho, ser rechazado por los ancianos, por los príncipes de los sacerdotes y por los escribas, y ser llevado a la muerte y resucitar después de tres días. Hablaba de esto claramente.

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La Cruz: signo de salvación

Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz

Fil 2,6-11

Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el “Nombre-sobre-todo-nombre”; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

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El dulce nombre de María

Is 61,9-11 (Lectura correspondiente a la Fiesta del santísimo nombre de María)

Su descendencia será conocida en las naciones y sus vástagos entre los pueblos; todos los que los vean reconocerán que son el linaje bendecido por el Señor. Con gozo me gozaré en el Señor, exulta mi alma en mi Dios, porque me ha revestido de ropas de salvación, en manto de justicia me ha envuelto como el esposo se pone una diadema, como la novia se adorna con aderezos. Porque, como una tierra hace germinar plantas y como un huerto produce su simiente, así el Señor hace germinar la justicia y la alabanza en presencia de todas las naciones.

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El tiempo apremia

1Cor 7,25-31

En cuanto al celibato, no tengo precepto del Señor, pero doy un consejo, como quien por la misericordia del Señor merece confianza. Así pues, considero que, por la presente necesidad, más le vale al hombre permanecer como está. ¿Estás unido a una mujer? No busques la separación. ¿No estás unido a una mujer? No busques mujer. Si te casas, no pecas, y si una virgen se casa, no peca. Sin embargo, así tendrán la tribulación en la carne, que yo querría evitaros. 

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Los Santos juzgarán al mundo

1Cor 6,1-11

Hermanos: Cuando alguno de vosotros tiene un pleito con otro, ¿se atreve a llevar la causa ante los injustos, en lugar de someterla al criterio de los santos? ¿No sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si vosotros vais a juzgar al mundo, ¿no os creéis dignos de juzgar esas naderías? ¿No sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¡Pues con mayor motivo las cosas de esta vida! Pero resulta que, cuando tenéis pleitos de este género, ¡tomáis como jueces a los que la iglesia tiene en nada! Para vergüenza vuestra lo digo: ¿es que no hay entre vosotros ni un solo sabio que pueda mediar como juez entre sus hermanos, sino que vais a pleitear hermano contra hermano, y eso ante infieles? De todos modos, ya es un fracaso vuestro que haya pleitos entre vosotros.

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La curación de un hombre en sábado

Lc 6,6-11

En aquel tiempo, entró Jesús en la sinagoga un sábado y comenzó a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada. Los escribas y los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si curaba en sábado, porque querían encontrar algo de qué acusarlo. Pero Jesús, conociendo sus intenciones, dijo al hombre que tenía la mano paralizada: “Levántate y ponte ahí en medio”. El se levantó y se puso allí. Luego les dijo: “Quiero preguntaros: ¿Está permitido en sábado hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?”. Entonces, dirigiendo la mirada a todos, dijo al hombre: “Extiende tu mano”. Él la extendió y su mano quedó curada. Pero ellos se enfurecieron, y deliberaban entre sí para ver qué podían hacer contra Jesús.

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