El crecimiento en la fe        

Mt 9,18-26

En aquel tiempo, mientras Jesús estaba hablando con los discípulos de Juan, se acercó un magistrado y se postró ante él diciendo: “Mi hija acaba de morir; pero ven, impón tu mano sobre ella y vivirá.” Jesús se levantó y le siguió junto con sus discípulos. En esto, una mujer que padecía hemorragias desde hacía doce años se acercó por detrás y tocó la orla de su manto, pues decía para sí: “Con sólo tocar su manto, me salvaré.” Jesús se acercó y le dijo: ¡Ánimo!, hija, tu fe te ha salvado.” Y desde aquel momento quedó sana la mujer.

Al llegar a casa del magistrado y ver a los flautistas y a la gente alborotando, dijo: “¡Retiraos! La muchacha no ha muerto; está dormida.” Los presentes se burlaban de él. Pero, una vez echada fuera la gente, entró él y la tomó de la mano, y la muchacha se levantó. Esta noticia se divulgó por toda aquella comarca. leer más

Elogio a la Santa Cruz

Gal 6,14-18

Hermanos: Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo es para mí un crucificado y yo un crucificado para el mundo! Porque lo que cuenta no es la circuncisión ni la incircuncisión, sino ser una nueva criatura. Y para todos los que se someten a esta regla, paz y misericordia lo mismo que para el Israel de Dios. Que nadie me cause molestias de ahora en adelante, pues llevo sobre mi cuerpo las señales de Jesús. Hermanos, que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.

San Pablo nos habla hoy de la Cruz del Señor y afirma que no quiere gloriarse si no es en Ella. También habla de la “nueva Creación” que es engendrada en la Cruz…

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El valor objetivo de una bendición

Gen 27,1-5.15-29

Isaac había envejecido y ya no veía bien por tener debilitados sus ojos. Un día llamó a Esaú, su hijo mayor, y le dijo: “¡Hijo mío!” Él respondió: “¿Qué deseas?” “Mira -dijo-, me he hecho viejo e ignoro el día de mi muerte. Así que toma tus saetas, tu aljaba y tu arco; sal al campo y me cazas alguna pieza. Luego me haces un guiso suculento, como a mí me gusta, y me lo traes para que lo coma, a fin de bendecirte antes de morir.” Pero Rebeca estaba escuchando la conversación de Isaac con su hijo Esaú. Esaú salió al campo a cazar alguna pieza para su padre. Rebeca tomó ropas de Esaú, su hijo mayor, las más preciosas que tenía en su casa, y vistió con ellas a Jacob, su hijo pequeño. Luego, con las pieles de los cabritos le cubrió las manos y la parte lampiña del cuello.

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“Puntos esenciales en la evangelización”        

Mt 9,9-13

En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él se levantó y le siguió. En cierta ocasión, estando él a la mesa en la casa, vinieron muchos publicanos y pecadores, que se sentaron a la mesa con Jesús y sus discípulos. Al verlo los fariseos, dijeron a los discípulos: “¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?” Mas él, al oírlo, dijo: “No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Id y aprended qué sentido tiene: ‘Misericordia quiero y no sacrificio’; porque no he venido a llamar a los justos sino a los pecadores.

Hoy el Señor nos da tres pautas que deberían acompañarnos siempre en nuestros esfuerzos de evangelizar:

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Fiesta de Santo Tomás, Apóstol: “Reflexión sobre la Iglesia”        

Ef 2,19-22

Hermanos: Vosotros ya no sois extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios, edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas. Y la piedra angular es Cristo mismo, en quien toda edificación bien trabada se eleva hasta formar un templo santo en el Señor, en quien también vosotros con ellos estáis siendo edificados, para ser morada de Dios mediante el Espíritu.

En este día en que celebramos la Fiesta de un Apóstol, conviene que meditemos un poco acerca de la Iglesia.

La Iglesia no es una institución humana; sino que ha sido fundada por el mismo Dios y forma un Cuerpo vivo de fieles. Es importante que enfaticemos una y otra vez el carácter sobrenatural de la Iglesia, que procede del Señor mismo, que es su Cabeza (Col 1,18). Nosotros somos los miembros vivos del Cuerpo Místico de Cristo, llamados a cooperar para que la edificación que Dios ha iniciado sea completada.

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Miércoles de la Semana XIII del Tiempo Ordinario (Mt 8,28-34): “Liberados por el Evangelio”        

A lo largo de los últimos meses, hemos recorrido sistemáticamente el Evangelio de San Juan, los Hechos de los Apóstoles y la Carta a los Romanos. A partir de hoy, retomo las meditaciones sobre la lectura o el evangelio del día. En los últimos años ya he meditado una gran parte de las lecturas diarias, por lo que a veces recurriré a reflexiones de años pasados. Ocasionalmente, también tomaré las lecturas según el calendario tradicional, es decir, las que se leen en la Misa Tridentina.

Mt 8,28-34

En aquel tiempo, llegó Jesús a la otra orilla, a la región de los gadarenos. Vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros. Eran tan violentos que nadie se atrevía a pasar por aquel camino. Se pusieron a gritar: “¿Qué tenemos nosotros contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes de tiempo?” Había allí a cierta distancia una gran piara de puercos paciendo. Los demonios le suplicaron: “Si nos echas, mándanos a la piara de puercos.” Jesús les dijo: “Podéis ir.” Ellos salieron y se fueron a los puercos. De pronto toda la piara se arrojó al mar de lo alto del cantil, y perecieron en las aguas. Los porqueros huyeron y, al llegar a la ciudad, lo contaron todo, también lo de los endemoniados. Entonces toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, en cuanto le vieron, le rogaron que se retirase de su territorio.

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CARTA A LOS ROMANOS (Rom 14,5-6): “Conclusión de la Carta a los Romanos”  

Rom 14,5-6

Hay quien distingue entre un día y otro, y hay quien juzga iguales todos los días: que cada uno siga su propia conciencia. El que distingue el día, lo hace por el Señor; y quien come, come en honor del Señor -porque da gracias a Dios-, y quien no come, se abstiene en honor del Señor y da gracias a Dios.

En sus próximas instrucciones a la comunidad cristiana de Roma, la intención de San Pablo es evitar discordias innecesarias. Es importante distinguir si lo que está en juego es la verdad o si simplemente se trata de opiniones diferentes. En lo que respecta a la verdad, hay que defenderla con firmeza. En cambio, los puntos de vista distintos pueden permitirse en cuestiones de segundo orden y no deben dar lugar a peleas. Evidentemente, en la comunidad cristiana había disputas sobre si se podía comer carne. Es probable que fueran especialmente los judeocristianos quienes se preocupaban por esta cuestión, ya que la carne podría haber sido sacrificada a los ídolos.

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CARTA A LOS ROMANOS (Rom 13,1-7): “El verdadero cumplimiento de la ley”    

Rom 13,1-7

Que toda persona esté sujeta a las autoridades que gobiernan, porque no hay autoridad que no venga de Dios: las que existen han sido constituidas por Dios. Así pues, quien se rebela contra la autoridad, se rebela contra el ordenamiento divino, y los rebeldes se ganan su propia condena. Pues los gobernantes no han de ser temidos cuando se hace el bien, sino cuando se hace el mal. ¿Quieres no tener miedo a la autoridad? Haz el bien, y recibirás su alabanza, porque está al servicio de Dios para tu bien. Pero si obras el mal, teme, pues no en vano lleva la espada; porque está al servicio de Dios para hacer justicia y castigar al que obra el mal. Por tanto, es necesario estar sujeto no sólo por temor al castigo, sino también por motivos de conciencia. Por esta razón les pagáis también los tributos; porque son ministros de Dios, dedicados precisamente a esta función. Dadle a cada uno lo que se le debe: a quien tributo, tributo; a quien impuestos, impuestos; a quien respeto, respeto; a quien honor, honor.

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CARTA A LOS ROMANOS (Rom 12,1-8): “Instrucciones para la comunidad”    

Rom 12,1-8

Os exhorto, por tanto, hermanos, por la misericordia de Dios, a que ofrezcáis vuestros cuerpos como ofrenda viva, santa, agradable a Dios: éste es vuestro culto espiritual. Y no os amoldéis a este mundo, sino, por el contrario, transformaos con una renovación de la mente, para que podáis discernir cuál es la voluntad de Dios, qué es lo bueno, agradable y perfecto. Porque, en virtud de la gracia que me fue dada, os digo a cada uno de vosotros que no os estiméis en más de lo que conviene, sino que debéis teneros una sobria estima, según la medida de la fe que Dios ha otorgado a cada uno. Porque así como en un solo cuerpo tenemos muchos miembros, y no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, que somos muchos, formamos en Cristo un solo cuerpo, siendo todos miembros los unos de los otros. Tenemos dones diferentes conforme a la gracia que se nos ha dado: si se trata de profecía, que sea de acuerdo con la fe, y si se trata del ministerio, que sea sirviendo. Y si uno tiene que enseñar, que enseñe, y si tiene que exhortar, que exhorte.

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 CARTA A LOS ROMANOS (Rom 10,15-21): “Israel en el plan de Dios”  

Rom 10,15-21

¡Qué hermosos los pies de los que anuncian la Buena Nueva! Pero no todos obedecieron al Evangelio. Pues Isaías dice: ‘Señor, ¿quién creyó nuestro anuncio?’ Por tanto, la fe viene de la predicación, y la predicación, a través de la palabra de Cristo. Pero digo yo: ¿es que no oyeron? Todo lo contrario: ‘A toda la tierra llegó su voz, y hasta los confines del mundo sus palabras’. Pero digo yo: ¿acaso Israel no entendió? Moisés es el primero que dice: ‘Yo os haré sentir celos de un pueblo que no es pueblo, y con un pueblo necio os irritaré’. Isaías, por su parte, se atreve a decir: ‘Fui encontrado por los que no me buscaban, me manifesté a los que no preguntaban por mí’. Pero a Israel le dice: ‘Todo el día extendí mis manos hacia un pueblo incrédulo y rebelde’. leer más