La gracia del perdón

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Hb 10,11-20

Todo sacerdote está en pie, día tras día, oficiando y ofreciendo reiteradamente los mismos sacrificios, que nunca pueden borrar pecados. Él, por el contrario, tras haber ofrecido por los pecados un solo sacrificio, se sentó a la diestra de Dios para siempre, esperando desde entonces que sus enemigos sean puestos como escabel de sus pies. Mediante una sola oblación ha llevado a la perfección definitiva a los santificados.

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El Custodio de la Palabra

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Sal 119,9-14

¿Cómo puede el joven llevar una vida íntegra? Viviendo conforme a tu palabra. Yo te busco con todo el corazón; no dejes que me desvíe de tus mandamientos. En mi corazón atesoro tus dichos para no pecar contra ti. ¡Bendito seas, Señor! ¡Enséñame tus decretos! Con mis labios he proclamado todos los juicios que has emitido. Me regocijo en el camino de tus estatutos más que en todas las riquezas.

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Elogio a la sabiduría

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Sab 7,7-10.15-16

Lectura correspondiente a la memoria de Santo Tomás de Aquino

Supliqué y se me concedió la prudencia; invoqué y vino a mí el espíritu de sabiduría. La preferí a cetros y tronos y en su comparación tuve en nada la riqueza. No la equiparé a la piedra más preciosa, porque todo el oro a su lado es un puñado de arena, y ante ella la plata es como el barro. La quise más que a la salud y a la belleza y preferí tenerla como luz, porque su claridad no anochece.

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El año de gracia del Señor

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Lc 1,1-4; 4,14-21

Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre nosotros, tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y servidores de la Palabra, he decidido yo también, después de haber investigado diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelo por su orden, ilustre Teófilo, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.

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Producir fruto

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Mc 4,1-20

De nuevo comenzó Jesús a enseñar al lado del mar. Y se reunió en torno a él una muchedumbre tan grande, que tuvo que subir a sentarse en una barca, en el mar, mientras toda la muchedumbre permanecía en tierra, en la orilla. Les explicaba con parábolas muchas cosas, y les decía en su enseñanza: “Escuchad: salió el sembrador a sembrar. Y ocurrió que, al echar la semilla, parte cayó junto al camino, y vinieron los pájaros y se la comieron. Parte cayó en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotó pronto, por no ser hondo el suelo; pero cuando salió el sol se agostó, y se secó porque no tenía raíz. Otra parte cayó entre espinos; crecieron los espinos y la ahogaron, y no dio fruto. Y otra cayó en tierra buena, y comenzó a dar fruto: crecía y se desarrollaba; y producía el treinta por uno, el sesenta por uno y el ciento por uno.”

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La conversión de San Pablo

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Mc 16,15-18

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: “Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Éstos son los signos que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y, aunque beban del veneno, no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien.”

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El Día del Señor

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Mc 2,23-28

Un sábado en que Jesús cruzaba por los sembrados, sus discípulos empezaron a abrir camino arrancando espigas. Los fariseos le dijeron: “Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no es lícito?” Él les respondió: “¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad, cuando él y los que lo acompañaban sintieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en tiempos del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió los panes de la presencia, que sólo a los sacerdotes es lícito comer, y cómo les dio también a los que estaban con él?” Y añadió: “El sábado ha sido instituido para el hombre, y no el hombre para el sábado. De suerte que el Hijo del hombre también es señor del sábado.”

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Aprender a obedecer en el sufrimiento

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Hb 5,1-10

Jesús en su agonía en Getsemaní

Todo sumo sacerdote está tomado de entre los hombres y constituido en favor de la gente en lo que se refiere a Dios, para ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Es capaz de comprender a ignorantes y extraviados, porque también él se halla envuelto en flaqueza; y, a causa de la misma, debe ofrecer por sus propios pecados lo mismo que por los del pueblo. Y nadie puede arrogarse tal dignidad, a no ser que sea llamado por Dios, como Aarón. De igual modo, tampoco Cristo se atribuyó a sí mismo el honor de ser sumo sacerdote, sino que lo recibió de quien le dijo: “Hijo mío eres tú; yo te he engendrado hoy.” También dice en otro lugar: “Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.”

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El actuar del Espíritu

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1Cor 12,4-11

Hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu; diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común. A uno se le pueden conceder, por medio del Espíritu, palabras de sabiduría; a otro, palabras de ciencia, según el mismo Espíritu; a otro, la fe, en el mismo Espíritu; a otro, carisma de curaciones, en el único Espíritu; a otro, poder de hacer milagros; a otro, don de profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, facultad de hablar diversas lenguas; a otro, don de interpretarlas. Pero todas estas cosas las obra un mismo y único Espíritu, que las distribuye a cada uno en particular según su voluntad.

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Amor y verdad

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Mc 2,13-17

Jesús se fue otra vez a la orilla del mar. Y toda la muchedumbre iba hacia él, y él les enseñaba. Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado en el despacho de impuestos, y le dijo: “Sígueme.” Él se levantó y le siguió. Ya en su casa, estando a la mesa, se sentaron con Jesús y sus discípulos muchos publicanos y pecadores, porque eran muchos los que le seguían. Los escribas de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, empezaron a decir a sus discípulos: “¿Por qué come con publicanos y pecadores?” Lo oyó Jesús y les dijo: “No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos; no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.”

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