“Mientras permanezcas en mi corazón, estarás bajo mi protección divina. Aunque los poderes de las tinieblas se subleven, nada alcanzarán” (Palabra interior).
Nuestro Padre nos ofrece su Corazón como refugio, pues contra Él nada pueden lograr los poderes de las tinieblas. Éstos atacan al hombre para confundirlo y, de ser posible, arrebatarle la gracia. Pero, si permanecemos en el Corazón de Dios, sus esfuerzos serán en vano.