“Dirigidme vuestra oración, para que yo pueda llevar a cabo la obra de mi amor en todas las almas” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).
Una de las más bellas y fructíferas tareas que nuestro Padre nos encomienda es la oración. No sólo tiene un valor inestimable para nuestra propia santificación; sino que beneficia a toda la humanidad.