“Porque os amo, vengo a dejarme amar por vosotros, para que todos os salvéis” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).
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“AHORA HAS DESPERTADO”
“¡Abandónate completamente a la guía de Dios!” (Palabra interior).
Nuestro Padre quiere conducir cada vida que Él ha creado hacia la destinación que le confirió. Cuando una persona se somete en obediencia a Él, cumple el requisito indispensable para aprender a comprender las instrucciones del Señor. Las entenderemos cada vez más sutilmente en la medida en que percibamos la presencia del Espíritu Santo en nosotros y pongamos en práctica estas palabras de Jesús: “Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas se os darán por añadidura” (Mt 6,33).
AMAR AL PADRE; NO AL MUNDO
“Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” (1Jn 2,15).
Es cierto que, en su Evangelio, San Juan afirma que “tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito” (Jn 3,16) para salvar a la humanidad. Pero este amor es fundamentalmente distinto del que menciona el Apóstol en su carta. El amor de Dios por el mundo es un amor que salva, llamando al hombre del pecado a la luz; de la confusión a la verdad.
LA SANTA PALABRA DE DIOS
“Tu palabra es pura en extremo, y tu siervo la ama” (Sal 118,140).
OS RECOMPENSARÉ AL CIENTO POR UNO
“Y a vosotros, que trabajáis para mi gloria y tratáis de hacerme conocer, honrar y amar, os aseguro que vuestra recompensa será grande, porque yo tendré en cuenta todo, hasta el más mínimo esfuerzo que hagáis, y os recompensaré todo al ciento por uno en la eternidad” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).
EL AMOR CRECE
“Cuanto más respondáis a mi amor, tanto más amor recibiréis” (Palabra interior).
¡DEJAD QUE YO ME OCUPE DE TODO!
“No os sobrecarguéis ni os aquejéis con preocupaciones innecesarias. ¡Dejad que yo me ocupe de todo! Os quiero totalmente puros y sinceros, caminando de la mano del Padre como niños, sin preocuparos de qué será mañana” (Palabra interior).
EL AMOR ES LA LUZ
“Quien anhele ardientemente amar, pronto amará ardientemente” (San Francisco de Sales).
SEMEJANTES A NUESTRO PADRE
“Nos llamamos hijos de Dios, ¡y lo somos! (…) Aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como es.” (1Jn 3,1-2).
AFRONTAR TODO CON ESPERANZA
“Afronta todo lo que te sobrevenga con esperanza, no con miedo” (San Francisco de Sales).
Una sabia y gran frase del santo. ¡Cuánto cambia una situación cuando ponemos en práctica lo que aquí nos dice! Vale aclarar que la esperanza no es simplemente un sentimiento optimista de que todo saldrá bien, sino que es confiar en Dios, a sabiendas de que Él tiene todo en sus manos y revertirá todo en bien.