“No debemos negligenciar nada que pudiese ayudar a alcanzar la meta de los esfuerzos que Dios ha puesto en nuestras manos, pero siempre bajo la condición de que también sepamos aceptar los fracasos con serenidad y mansedumbre” (San Francisco de Sales). leer más
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MANTENER EL CORAZÓN ANCLADO EN DIOS
“No te dejes confundir y mantén tu corazón anclado en mí” (Palabra interior). leer más
EL PADRE QUIERE ESTAR EN MEDIO NUESTRO
A nuestro Padre le encanta estar junto a nosotros, los hombres. Así lo expresa en el Mensaje a la Madre Eugenia:
“Concluid, oh hombres, que desde toda la eternidad he tenido un solo deseo: darme a conocer a los hombres y ser amado por ellos. ¡Deseo permanecer incesantemente junto a ellos!” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).
ABISMO DE AMOR
“Hijos míos, Yo soy la fuente de todas las gracias y beneficios; pero, aún más, soy un abismo de amor. ¿Habéis contemplado el inmenso Océano de Mi misericordia? Venid, ved y sumergíos en la inmensidad de Mi amor” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio). leer más
ESCUCHAR LA VOZ DEL CORAZÓN DE DIOS
“Escucha atentamente la voz del Corazón de Dios. Eso es más importante que leer muchas cosas” (Palabra interior).
He aquí una invitación de nuestro Padre Celestial a profundizar en nuestra vida espiritual, porque cada palabra que escuchamos del Señor y movemos en nuestro corazón es capaz de iluminar nuestra alma, darle orientación y fortalecer el vínculo del amor.
VICTORIA SOBRE EL ENEMIGO
“¿Queréis obtener la victoria sobre vuestro enemigo? Invocadme y triunfaréis victoriosamente sobre él.” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio). leer más
EL SABOR DE LA VERDAD
RESISTENCIA ESPIRITUAL CON CLARIDAD Y LIBERTAD
“Resistencia espiritual con claridad y libertad, así como con gran resolución” (Palabra interior).
UN DOLOR PARA TODOS
“Es terrible cuando una persona no se convierte. Es un dolor para todos nosotros” (Palabra interior).
UNA BRÚJULA INTERIOR
“El gozo de este mundo es efímero. No puede perdurar si no está relacionado conmigo” (Palabra interior).
El Espíritu del Señor nos enseña a no detenernos en los placeres de esta vida terrenal. Ciertamente podemos considerarlos como regalos de nuestro Padre Celestial e integrarlos como tales en nuestra vida. Pero sólo adquieren su verdadera belleza cuando los acogemos como una expresión de la bondad del Señor y le damos las gracias por ellos.