“MEJOR UN PECADOR HUMILDE QUE UN SOBERBIO FARISEO”

«Prefiero un pecador humilde que un orgulloso fariseo, porque con el primero puedo recorrer mis caminos. Por eso permito las humillaciones y por momentos retiro mi gracia tangible» (Palabra interior).

Ciertamente, para nuestro Padre es difícil guiar a una persona soberbia que siempre cree tener la razón y está poco o nada dispuesta a dejarse instruir. ¿Qué caminos le quedan entonces a nuestro amado Padre? De ningún modo pretendemos dar consejos a nuestro Señor, fuente de toda sabiduría, «pues ¿quién conoció los designios del Señor?, o ¿quién llegó a ser su consejero?» (Rom 11,34).

leer más

“MIS PLANES SE CUMPLEN”  

«Mis planes se cumplen, oportuna o importunamente, aun a través de extravíos y tinieblas. Nadie podrá detenerlos, nada podrá oscurecer el camino de Dios» (Palabra interior).

Nuestro Padre se vale de todas las circunstancias para llevar a cabo su plan de salvación. Es cierto que, debido a la resistencia del diablo y a la insensatez y debilidad del hombre, a menudo no puede cumplirse la voluntad de Dios de forma directa, conforme a su intención originaria. Pero, en su Providencia, nuestro Padre sabe tomar esto en consideración. Sin abandonar su objetivo ni cambiarlo en principio, lo persigue a través de extravíos y tinieblas.

leer más

“LA LIBERTAD INTERIOR”  

«Aunque otros quieran privarte de tu libertad exterior, nadie podrá jamás robarte la libertad interior» (Palabra interior).

Estas palabras han de servirnos de consuelo cuando nuestra fe se vea sometida a presiones o incluso sufra persecuciones concretas. Muchos cristianos ya han experimentado esta situación y muchos aún tendrán que vivirla. «La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la recibieron», dice el Evangelio según San Juan (Jn 1,5). Y las tinieblas no solo se negaron a recibir la luz, sino que a menudo la combatieron con hostilidad activa.

leer más

“ME AFERRO A TI”

 

«No te fijes tanto en tus debilidades y limitaciones; sino en mí, que te he llamado y me aferro a ti, pase lo que pase» (Palabra interior).

En nuestro camino de seguimiento de Cristo, fácilmente caemos en la tentación de fijarnos demasiado en nuestras debilidades. Es el extremo opuesto del peligro de no reconocerlas en absoluto o de fijarnos solo en las faltas de los demás.

leer más