«Nunca reniegues de lo que has reconocido como verdad» (Palabra interior).
La frase de hoy es todo un desafío para nosotros, los cristianos.
En realidad, debería ser obvio que nunca se puede renegar de la verdad, pues Dios mismo es la verdad y profesarla responde a nuestra identidad más profunda. Sin embargo, las Sagradas Escrituras nos dejan claro que «la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la recibieron» (Jn 1, 5). Y no se limitaron a no recibirla, sino que intentan ocultarla, combatirla e incluso ridiculizarla.
