Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel;
que abres y nadie puede cerrar;
cierras y nadie puede abrir:
ven y libra a los cautivos
que viven en tinieblas y en sombra de muerte.
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Meditaciones sobre las Antífonas “O” (3/7): O RADIX IESSE
Oh Raíz de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos;
ante quien los reyes enmudecen,
y cuyo auxilio imploran las naciones:
ven a librarnos, no tardes más.
LA PRIMERA PALABRA AL DESPERTAR
Cuando despierto en la mañana, Tú, Padre, ya estás ahí, y toda la noche has velado sobre mí. Entonces esperas que me dirija a Ti y que mi primera palabra te sea consagrada a Ti. ¡Sí, Padre, ¡de buena gana y con alegría lo haré! Pero a veces lo olvido y me dejo llevar por los estados de ánimo. ¡Qué lástima!
Meditaciones sobre las Antífonas “O” (2/7): O ADONAI
Oh Adonai, Pastor de la casa de Israel,
que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente
y en el Sinaí le diste tu ley:
ven a librarnos con el poder de tu brazo. leer más
LA GLORIA DE JESÚS ES TAMBIÉN LA GLORIA DEL PADRE
Cuanto más amemos a Jesús, más amaremos a nuestro Padre Celestial, quien lo envió al mundo. Todo lo que hacemos para gloria y honra del Hijo de Dios, glorifica también a Aquel de quien Él procede. A través de Jesús, llegamos al Padre (cf. Jn 14,6).
Meditaciones sobre las Antífonas “O” (1/7): O SAPIENTIA
Oh, Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo,
abarcando del uno al otro confín,
y ordenándolo todo con firmeza y suavidad:
ven y muéstranos el camino de la salvación.
EL PADRE NOS REGALA LO MÁS PRECIOSO
“¿Podría acaso dar un regalo más precioso a los hombres que a mi Hijo Unigénito?” (Palabra interior).
EL MAYOR REGALO DE DIOS
¡Qué gran misericordia tuviste hacia nosotros al enviarnos a tu Hijo Jesús! Con incomparable amor posaste tu mirada sobre nosotros, que tantas veces huimos de ti o incluso nos volvemos en contra tuya, que te ofendemos con nuestros pecados o simplemente te olvidamos. Tú, en cambio, estás siempre presente y nos miras con amor. Te preocupas atentamente por nosotros, porque no quieres que llevemos una vida sin sentido, ni mucho menos que nos perdamos para siempre.
La cuestión de la autoridad
Mt 21,23-27
En aquel tiempo, Jesús llegó al templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo para preguntarle: “¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?” Jesús les replicó: “Os voy a hacer yo también una pregunta; si me la contestáis, os diré yo también con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan ¿de dónde venía, del cielo o de los hombres?” Ellos se pusieron a deliberar: “Si decimos ‘del cielo’, nos dirá: ‘¿Por qué no le habéis creído?’. Si le decimos ‘de los hombres’, tememos a la gente; porque todos tienen a Juan por profeta.” Y respondieron a Jesús: “No sabemos”. Él, por su parte, les dijo: “Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto”. leer más
EL CIELO DE DIOS
“Vuestro cielo, criaturas mías, está en el Paraíso, con mis elegidos, porque será ahí, en el cielo, donde me contemplaréis en una visión perenne y gozaréis de una gloria eterna. Mi cielo, en cambio, está en la tierra con todos vosotros, oh hombres. Sí, es en la tierra y en vuestras almas donde busco mi felicidad y mi alegría. Vosotros podéis darme esta alegría; e incluso es un deber para con vuestro Creador y Padre, que desea y espera esto de vosotros” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).
