En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos. Les ordenó que nada tomasen para el camino, a excepción de un bastón: ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja; y que fueran calzados con sandalias y no vistieran dos túnicas.
Lectura correspondiente a la memoria de Santa Águeda
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, la salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si él mismo se pierde o se arruina? Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en su gloria, en la de su Padre y en la de los santos ángeles.”leer más
¿Cómo podemos ofrecer resistencia espiritual al espíritu malo de Herodes y de los que practican el aborto? ¿Será también el mismo que provoca los suicidios?
Empecemos diciendo que, a nivel objetivo, es siempre el mismo espíritu el que induce a una persona a matar, sea matar a otra persona (y en este caso, a un niño inocente); sea quitarse a sí misma la vida.
Como acostumbro hacerlo una vez al mes, quisiera en estos días responder a algunas preguntas de común interés que han surgido entre los oyentes de las meditaciones. Debido a que, al finalizar enero, habíamos tenido la serie de meditaciones con el testimonio de Roy Schoeman, en esta ocasión las preguntas se postergaron hasta esta fecha, y no fueron a fin de mes, como de costumbre. Entonces, quisiera empezar hoy respondiendo dos preguntas…
Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones , conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.
Aquel día, llegada la tarde, les dice: “Crucemos a la otra orilla.” Y, despidiendo a la muchedumbre, le llevaron en la barca tal como estaba. Y le acompañaban otras barcas. Y se levantó una gran tempestad de viento, y las olas se echaban encima de la barca, hasta el punto de que la barca ya se inundaba. Él estaba en la popa durmiendo sobre un cabezal. Entonces le despiertan, y le dicen: “Maestro, ¿no te importa que perezcamos?” Y, puesto en pie, increpó al viento y dijo al mar: “¡Calla, enmudece!” Y se calmó el viento y sobrevino una gran calma. Entonces les dijo: “¿Por qué os asustáis? ¿Todavía no tenéis fe?”
Lectura correspondiente a la memoria de San Juan Bosco
Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. Y que todos conozcan vuestra clemencia. El Señor está cerca. No os inquietéis por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión, presentad a Dios vuestras peticiones, mediante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias. Y la paz de Dios, que supera toda inteligencia, custodiará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús.
En aquel tiempo, dijo Jesús a la muchedumbre: “¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo del celemín o debajo del lecho? ¿No es para colocarla en el candelero? Pues nada hay oculto si no es para que se manifieste, y nada sucede en secreto, sino para que acabe siendo descubierto. Quien tenga oídos para oír, que oiga.”
Es un gran consuelo escuchar que, también en nuestro tiempo, Dios interviene de forma extraordinaria en la vida de una persona, así como sucedió con Roy Schoemann. Dios es libre para entrar en cualquier momento en la vida de una persona, aunque ésta no sea creyente, para conducirla a la fe. ¡Esto puede estimularnos a orar, porque ciertamente detrás de la conversión de Roy estuvieron también las oraciones de los fieles!
Después de haber escuchado el testimonio de Roy Schoemann, queremos añadir dos preguntas que le planteamos en el marco de la entrevista, que fue grabada en Jerusalén.
P. Sr. Schoeman, me gustaría hacerle una pregunta. Usted es de origen judío y, a la vez, es miembro de la Iglesia Católica. ¿Todavía se considera a sí mismo como un judío?