ITINERARIO CUARESMAL | Día 30: “Seguir a Cristo en tiempos anticristianos”

También hace parte de nuestro itinerario cuaresmal echar una mirada atenta a los tiempos difíciles en los que nos encontramos, que –como he dicho repetidas veces– considero que son de carácter apocalíptico. Aunque no debamos dejarnos intimidar por su amenaza, tampoco podemos cerrar los ojos ante los acontecimientos que están sucediendo a nuestro alrededor.

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ITINERARIO CUARESMAL | Día 29: “Oración en tiempos de persecución”

Volvemos hoy al tema de la oración; esta vez desde otra perspectiva. Sin duda, la oración sirve, ante todo, para glorificar al Señor y para que el alma sea introducida y permanezca en el “gran diálogo” con Él.

En la oración litúrgica, tomamos parte junto a todos los fieles en la plegaria de la Esposa (la Iglesia) a su Esposo. En la Santa Misa, como cumbre de la oración litúrgica, nos unimos al sacrificio de Nuestro Señor en la Cruz. Siempre debe preservarse y cultivarse esta jerarquía en la vida de oración.

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ITINERARIO CUARESMAL | Día 28: “El esplendor de la obediencia”

En la meditación de ayer resaltamos la obediencia de San José, que acató sin demora la Voluntad de Dios, en cuanto la hubo reconocido. Su actitud nos invita a reflexionar de forma más general sobre la virtud de la obediencia, que es un gran bien cuando se la entiende y practica adecuadamente.

La obediencia se relaciona con escuchar, prestar atención, oír, atender…

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APÓSTOLES DEL AMOR DE DIOS 

Si escuchamos al Señor y seguimos su llamado, Él nos hace partícipes de su plan de salvación. Las Sagradas Escrituras nos relatan cómo Jesús envía a sus apóstoles para que lleven el mensaje de la salvación a todas partes: “Seréis mis testigos (…) hasta los confines de la tierra.” (Hch 1,8b)

En el Mensaje a la Madre Eugenia, Dios Padre nos dice:

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ITINERARIO CUARESMAL | Día 27: “San José y la misión del varón”

Con motivo de la Solemnidad de San José, reflexionaremos hoy, en el marco de nuestro itinerario cuaresmal, un poco sobre aquel a quien Dios escogió para ser padre nutricio de Nuestro Señor Jesucristo. 

Mt 1,16.18-21.24a

Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús llamado Cristo. La generación de Jesucristo fue así: María, su madre, estaba desposada con José, y antes de que conviviesen se encontró con que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, como era justo y no quería exponerla a infamia, pensó repudiarla en secreto. Consideraba él estas cosas, cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que en ella ha sido concebido es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”. Al despertarse, José hizo lo que el ángel del Señor le había ordenado. 

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DIOS SIEMPRE AMA

“Si supieras cuánto te amo, estarías siempre alegre” (Palabra interior).

Si interiorizamos una afirmación tal, nuestro Padre podrá atravesar todas las tinieblas que pueden difundirse en nuestra alma. Así, todos los “no” en nosotros podrán desvanecerse a través de su amoroso “sí”.

La gran promesa del Corazón de Dios y la seguridad de su amor es más fuerte que todo lo demás, y nos hace entender las palabras de San Pablo: “Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos” (Fil 4,4).

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LA PUREZA DEL AMOR DEL PADRE

En ninguna parte podremos experimentar tal pureza del amor como en el encuentro con Dios. Nosotros, los hombres, estamos necesitados del amor y no podemos vivir sin él. Esto no es una deficiencia; sino que hace parte de la naturaleza con que Dios, en su sabiduría, nos creó. Así, somos receptivos al amor y, a su vez, se lo damos a otras personas, sirviéndoles de esta manera.

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