Sir 27,30–28,7
Rencor e ira son abominables, el pecador está habituado a ambos. El vengativo sufrirá la venganza del Señor, que llevará cuenta exacta de sus pecados. Perdona la ofensa a tu prójimo, y, en cuanto lo pidas, te serán perdonados tus pecados. Si un hombre alimenta la ira contra otro, ¿cómo puede esperar la curación del Señor? Si no se compadece de su semejante, ¿cómo pide perdón por sus propios pecados?
