Martirio de San Juan Bautista

Jer 1,17-19 (Lectura correspondiente a la memoria del Martirio de San Juan Bautista)

En aquellos días, recibí esta palabra del Señor: “Cíñete los lomos, ponte en pie y diles lo que yo te mando. No les tengas miedo, que si no, yo te meteré miedo de ellos. Mira; yo te convierto hoy en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de bronce, frente a todo el país: frente a los reyes y príncipes de Judá, frente a los sacerdotes y la gente del campo. Lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte.” -Oráculo del Señor.

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PAZ EN DIOS 

“Nos hiciste para Ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti” (Las Confesiones, i, 1, 1).

San Agustín, el incansable buscador de Dios, nos dejó estas maravillosas palabras. Con lo que sea que pretendamos llenar nuestro corazón, éste nunca hallará la verdadera paz ni la verdadera felicidad mientras no se abra al amor de Dios. ¡Sólo para este amor fue creado!

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Una verdadera conversión

Con gran alegría, nos fijamos hoy en San Agustín; cuya conversión trajo tanta bendición a la Iglesia. Podemos estar seguros de que la oración de su madre, Santa Mónica, y su batallar por él jugaron un papel importante para que Agustín finalmente encontrara el camino hacia Dios. Él mismo dejó por escrita su lucha en sus así llamadas “Confesiones”; un libro que siempre vale la pena leer. Empezó a escribirlo después de que resplandeció sobre él la luz de la fe; después de haber entendido cómo hay que vivir el seguimiento de Cristo.

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La sabiduría de Dios en todo

Rm 11,33-35

¡Qué abismo de riqueza, de sabiduría y de ciencia hay en Dios! ¡Cuán insondables son sus designios e inescrutables sus caminos! En efecto, ¿quién conoció el pensamiento del Señor?; ¿quién fue su consejero?; ¿quién le dio primero, que tenga derecho a la recompensa? Porque todas las cosas provienen de él, y son por él y para él. ¡A él la gloria por los siglos! Amén.

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“CON RAZÓN ERES AMADO” 

 “Mejores que el vino son tus amores (…) Disfrutemos juntos y gocemos, alabemos tus amores más que el vino. ¡Con razón eres amado!” (Ct 1,2b.4).

Incomparable y sobrecogedor es el amor de Dios. Todas las formas de amor verdadero son un regalo de la bondad del Padre; una participación en su ser, porque “Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él” (1Jn 4,16).

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Una lección de humildad

Mt 23,1-12

En aquel tiempo, Jesús se dirigió a la gente y a sus discípulos, diciéndoles: “En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Haced, pues, y observad todo lo que os digan, pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen. Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas. Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres: ensanchan las filacterias y alargan las orlas del manto; les gusta ocupar el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, que se les salude en las plazas y que la gente les llame ‘Rabbí’.

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El amor de Rut

Rut 1,1.3-6.14b-16.22

En la época en que gobernaban los Jueces, hubo hambre en el país. Un hombre de Belén de Judá se fue a residir, con su mujer y sus dos hijos, a los campos de Moab. Murió Elimélec, el marido de Noemí, y quedó ella con sus dos hijos. Éstos se casaron con mujeres moabitas, llamadas Orfá y Rut. Allí habitaron unos diez años. Murieron también los dos hijos, y la mujer se quedó sola, sin sus dos hijos y sin marido. Al enterarse de que el Señor había atendido a su pueblo dándole pan, Noemí, con sus dos nueras, emprendió el camino de vuelta desde la campiña de Moab. Orfá se despidió de su suegra y volvió a su pueblo, mientras que Rut se quedó con Noemí.

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ESPACIOS VACÍOS 

“Cuando tu alma se entretiene demasiado tiempo en el mundo de la nada, se vacía más. Ciertos intereses debilitan tu alma y la mantienen atrapada en espacios infecundos” (basado en una palabra interior).

Esta exhortación se dirige a aquellos que ya se han propuesto seriamente profundizar su vida espiritual. Aunque ya se haya tomado la decisión fundamental de seguir incondicionalmente al Señor, es necesario recordarla una y otra vez y defenderla con sabiduría de los influjos de este mundo.

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