UNA FIESTA DE VERDADERA LIBERTAD 

“Sí, sois hijos míos y debéis decirme que yo soy vuestro Padre. ¡Pero también debéis confiar en mí como hijos, pues sin esta confianza jamás obtendréis verdadera libertad!” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

Gustosamente aceptamos la invitación de nuestro Padre a sabernos hijos suyos y a vivir consecuentemente en comunión con Él. Un verdadero intercambio de amor implica confianza, que es el fundamento indispensable de nuestra relación con el Padre.

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Verdadera justicia

1Jn 2,29 – 3,6 (Lectura del Novus Ordo)

Si sabéis que él es justo, reconoced que todo el que obra la justicia ha nacido de él. Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

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NUESTRO PADRE SE VALDRÁ DE TODO PARA NUESTRA SALVACIÓN

“Todos tenéis derecho a acercaros a vuestro Padre! ¡Ensanchad vuestro corazón; rezad a mi Hijo, para que os dé a conocer cada vez más mi bondad hacia vosotros!” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

Al inicio del nuevo año, esta amorosa invitación de nuestro Padre Celestial debe convertírsenos en la brújula que guíe nuestro camino a lo largo de este año.

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El Nombre de Jesús y la resistencia contra el Anticristo

Desde hace varios años he hecho meditaciones sobre las lecturas o el evangelio del día siguiendo el calendario del Novus Ordo. De esta manera, ha surgido una colección de meditaciones que abarca casi todos los días del año litúrgico. Ahora, en el año que inicia, quisiera incluir también las lecturas bíblicas del calendario tradicional. Para que las meditaciones no se alarguen demasiado, a menudo no citaré las lecturas completas, sino sólo extractos, y cada uno podrá leer por sí mismo los pasajes en su integridad.

Siguiendo el calendario tradicional, celebramos hoy la Fiesta del Santísimo Nombre de Jesús. leer más

MEDITACIONES DE NAVIDAD (8/8): La Madre de Dios

Si, al iniciar el año, ponemos nuestra mirada en la Madre del Señor, tal como la Iglesia nos insta a hacerlo, entonces todo se esclarece, a pesar de las nubes oscuras que actualmente se ciernen sobre el mundo.

Todo se esclarece, porque Tú, oh María, fuiste elegida como hija del género humano. Tú no solamente diste a luz al Hijo de Dios; sino que también lo seguiste como discípula. Así, el Señor te incluyó de forma especial en el plan de la salvación. Esto nos da esperanza, porque nuestro Padre, que te confió a su Unigénito, te convirtió también en Madre de la humanidad redimida.

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MEDITACIONES DE NAVIDAD (7/8): Tu luz ahuyentará las tinieblas

Amado Niño, ya casi hemos llegado al final de estas meditaciones de Navidad, y también el año está a punto de culminar.

Amado Señor, ha sido un año tan extraño e incluso absurdo para muchas personas… ¿A quién podrán dirigirse si no a Ti, que incluso en tiempos tan confusos estás presente, y quizá de forma especial cuando ves la necesidad y angustia de las personas?

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MEDITACIONES DE NAVIDAD (6/8): Nada podrá separarnos de Tu amor

Apenas habías llegado al mundo, oh Divino Niño, cuando Tus padres tuvieron que huir contigo a Egipto. Es admirable la obediencia de Tu padre adoptivo, San José, al partir de inmediato en cuanto hubo recibido esta orden en un sueño (Mt 2,13-14).

El esfuerzo, las fatigas y adversidades, el sufrimiento y la muerte caracterizan este mundo como consecuencia del pecado, y estaríamos para siempre perdidos si no fuera porque Tú viniste a nosotros y nos trajiste la luz de la esperanza.

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MEDITACIONES DE NAVIDAD (5/8): Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu Pueblo Israel

Como judíos fieles a la Ley del Señor, a los ocho días de Tu Nacimiento Tus padres te circuncidaron y te pusieron el nombre de Jesús, el Salvador (Lc 2,21).

Cuando, cuarenta días después, te llevaron al Templo para presentarte al Señor, te encontraste con Simeón, uno de los fieles de Tu Pueblo (Lc 2,22-25). El Espíritu Santo le había revelado que no moriría antes de haberte visto. ¡Y así sucedió! Lleno del Espíritu Santo y tomándote en Sus brazos, pronunció sobre Ti aquellas inolvidables palabras:

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MEDITACIONES DE NAVIDAD (3/8): Mi corazón quiero entregarte

Tú quisiste escoger personas sencillas: eran pastores (Lc 2,8-20). Tú, Amado Niño, amas la sencillez. En un corazón sencillo Tú puedes entrar más fácilmente.

Y Tú también nos haces sencillos. No hace falta saberlo todo de inmediato. Más importante es dejar arder Tu amor en nosotros y apresurarnos como los pastores a transmitir la Buena Nueva.

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