“Nunca pierdas la confianza en las horas de debilidad. También de ellas me valgo” (Palabra interior).
¿Quién no conoce las horas de debilidad en el seguimiento del Señor? Son esas horas o incluso períodos de nuestra vida en los que nos quedamos cortos frente a lo que nos habíamos propuesto, en los que las cosas no nos salen bien y nos sentimos abandonados a merced de nosotros mismos. Son aquellas horas en las que sucumbimos a nuestra debilidad, cuando en realidad quisiéramos erradicarla.
