Verdad y amor hacia el que yerra y el pecador

St 5,9-12

Hermanos, no os quejéis unos de otros, para no ser juzgados. Tened presente que el Juez está ya a las puertas. Hermanos, tomad como modelo de sufrimiento y de paciencia a los profetas, que hablaron en nombre del Señor. Ya sabéis que solemos proclamar felices a los que sufrieron con paciencia. Habéis oído hablar de la paciencia de Job, y ya sabéis el final que el Señor le dio; porque el Señor es compasivo y misericordioso. Ante todo, hermanos, no juréis ni por el cielo ni por la tierra, ni por ninguna otra cosa. Que vuestro sí sea sí, y vuestro no, no. Así no incurriréis en juicio.

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Vigilancia en el combate

Mc 9,38-50

En aquel tiempo, Juan dijo a Jesús: “Maestro, hemos visto a uno que expulsaba los demonios en tu nombre, pero, como no viene con nosotros, hemos tratado de impedírselo.” Pero Jesús dijo: “No se lo impidáis, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros, está por nosotros. Todo aquel que os dé de beber un vaso de agua por el hecho de que sois de Cristo, os aseguro que no perderá su recompensa. Al que escandalice a uno de estos pequeños que creen, le iría mejor si le pusieran al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y que lo echasen al mar. Si tu mano te es ocasión de tropiezo, córtatela; más te vale que entres manco en la Vida que ir con las dos manos a la Gehenna, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de tropiezo, córtatelo; más vale que entres cojo en la Vida que ser arrojado a la Gehenna con los dos pies.

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Escuchar a la sabiduría

Sir 4,11-19

La sabiduría educa a sus hijos, y cuida de los que la buscan. El que la ama, ama la vida, los que en su busca madrugan serán colmados de contento. El que la posee tendrá gloria en herencia, dondequiera que él entre, le bendecirá el Señor. Los que le sirven, rinden culto al Santo, a los que la aman, los ama el Señor. El que la escucha, juzgará a las naciones; el que la cultiva, plantará su tienda en seguro.

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ESPERAR AL ESPÍRITU SANTO

“No os anticipéis al Espíritu Santo” (Palabra interior).

El envío del Espíritu Santo es un gran regalo del Padre Celestial para nosotros, los hombres. Jesús les había hablado a sus discípulos de cuán importante sería su descenso y les había ordenado que lo esperasen (Hch 1,4). En efecto, fue Él quien los hizo capaces de anunciar el Evangelio con autoridad, al hacerse eficaces en ellos sus 7 dones.

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“IMPLORAD UN CORAZÓN NUEVO”

“Primero tenéis que sufrir bajo vuestro corazón malo; luego, implorad de rodillas un corazón nuevo” (Palabra interior).

Jesús nos da a entender con toda claridad que lo malo sale de nuestro propio corazón (Mt 15,19). Es una constatación muy triste, pero es la realidad. Normalmente no nos gusta escuchar este tipo de verdades, pues no corresponden a la imagen que tenemos de nosotros mismos ni a cómo queremos presentarnos ante los demás. Sin embargo, el Señor, al decirnos esta verdad, nos da una llave de oro.

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Dios levanta a los muertos

 

Ez 37,1-14 (Lectura para el Lunes después de Pentecostés)

El Señor puso su mano sobre mí y, por su espíritu, me sacó y me colocó en medio de la vega, que estaba llena de huesos. Me hizo pasar por entre ellos en todas direcciones. Los huesos eran numerosos y cubrían la superficie de la vega, y estaban completamente secos. Me dijo: “Hijo de hombre, ¿podrán vivir estos huesos?” Yo respondí: “Señor, Yahvé, tú lo sabrás.” Entonces me dijo: “Profetiza sobre estos huesos. Les dirás: Huesos secos, escuchad la palabra de Yahvé. Esto dice el Señor Yahvé a estos huesos: Voy a infundir en vosotros un espíritu que os hará vivir.

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LA LLAMA DE LA ESPERANZA

“Deseo que el hombre recuerde frecuentemente que yo estoy ahí donde él está; que no podría vivir si yo no estuviera junto a él, vivo como él. A pesar de su incredulidad, jamás dejo de estar con él” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

El recuerdo de Dios… ¡Con qué facilidad se desvanece de nuestra memoria! ¡Con qué rapidez nuestros pensamientos se ocupan de las cosas de este mundo y empiezan a divagar! Incluso hay personas que se pasan toda una vida sin pensar en Dios, y quizá han oído hablar muy poco o nada de Él.

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