APROVECHAR EL TIEMPO

“Yo estoy entre vosotros. Dichosos los que crean esta verdad y aprovechen este tiempo” (Mensaje del Padre a Sor Eugenia Ravasio).

Ayer habíamos meditado que no debemos anticiparnos al Espíritu Santo. Hoy se nos exhorta a aprovechar el tiempo que nos ha sido dado. No existe contradicción entre estas dos afirmaciones. Antes bien, se relacionan la una con la otra.

Para avanzar en el camino hacia una oración más profunda –que en la teología mística tradicional se denomina “contemplación”– suele usarse una bella comparación. Nuestra oración vocal, practicada bajo el impulso del Espíritu Santo, es como el remo que mueve con esfuerzo la barca. Cuando el Señor concede la gracia de la contemplación, es como cuando el viento sopla en las velas izadas y la barca empieza a avanzar rápidamente.

Apliquemos esto a la frase que hoy hemos escuchado del Mensaje del Padre.

Mientras sigamos teniendo dudas sobre nuestro Padre Celestial, mientras aún estemos inseguros de su relación con nosotros y de la nuestra con Él, es como si avanzáramos solamente con los remos, que a menudo implican mucho esfuerzo. En cambio, si asimilamos que nuestro Padre está entre nosotros (como nos lo asegura en la frase inicial) y dejamos que esta verdad se nos convierte en una certeza de fe, entonces las velas de nuestra vida espiritual se izarán y el Espíritu podrá hacernos avanzar a gran velocidad.

En la certeza del amor de nuestro Padre, empezaremos a aprovechar el tiempo que se nos da. Ya no lo veremos como el pasar del tiempo que simplemente está sujeto al curso natural de la vida, sino que se nos convierte en un “kairós”, en el “ahora”, en el “hoy”.

Entonces la gracia de Dios nos dará alas para aprovechar el tiempo que Él nos concede.