A TI NO TE ALCANZARÁ

“Caerán a tu izquierda mil, diez mil a tu derecha; a ti no te alcanzará” (Sal 90,7).

Los que obedecen a nuestro Padre pueden contar firmemente con sus promesas.

Ya sea en medio del caos, de la guerra o de un escenario apocalíptico, el Señor nunca abandonará a los suyos. Aunque, a causa de los graves pecados que envuelven a los pueblos en una densa oscuridad, Él permita que los hombres sientan “en carne propia” las consecuencias de su actuar, para que entren en razón y se conviertan a Él, Dios mira de forma distinta a aquellos que le sirven.

En el Libro de Jeremías hay un relato muy conmovedor: el Pueblo de Israel ignora las advertencias del profeta de no marcharse a Egipto y se aparta abiertamente de Dios (Jer 44,15-19). Lo que más desagrada y ofende al Señor es la idolatría en la que cae su Pueblo. Entonces recae sobre ellos la desgracia que les había sido predicha. Pero en estas circunstancias Baruc, el fiel compañero de Jeremías, recibe esta promesa de Dios: “A ti te dejaré la vida a salvo como botín, vayas adonde vayas” (Jer 45,5).

Las consoladoras palabras del salmo 90 pueden también interpretarse en ese sentido. Nosotros, los fieles, no debemos dejarnos intimidar por la agitación de estos tiempos confusos hasta el punto de vivir siempre con el miedo de lo que podría sobrevenir a la humanidad. Antes bien, nos corresponde orar sobre todo por aquellas personas que no observan los mandamientos de Dios y ejercen una gran influencia sobre los demás debido a su posición de autoridad.

Siempre, y más aún en tiempos turbulentos de discordia y de caos, hemos de profundizar nuestra confianza en Dios. Pase lo que pase, estamos en las manos de nuestro amado Padre. ¡Él vela sobre nosotros! Jesús nos mostró con toda claridad lo que es realmente necesario: “Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura” (Mt 6,33).