«Todo el bien que los demás hagan por nuestra sugerencia, acrecentará el esplendor de nuestra gloria en el cielo» (San Juan Bosco).
Es una alegría para nosotros cuando nuestras buenas obras, ya sean palabras u obras, animan a otros a hacer lo mismo. Esto supone una alegría en sí mismo, y tanto la buena obra como su efecto sobre los demás llenan de gozo el corazón de nuestro Padre y dan testimonio de su amor.
