En este día en que celebramos la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, resulta muy oportuno hablar sobre el Santo Rosario, una clásica meditación cristiana que está íntimamente relacionada con la Virgen María.
De hecho, fue Ella quien portó al Señor en su vientre y en su corazón. Si queremos que Jesús nazca más profundamente en nuestro corazón, Ella, siendo nuestra madre espiritual, nos ayudará gustosamente. Lo que más le complace es que escuchemos a su Hijo y que Él habite en nuestro corazón. Su alegría es ver que Jesús vaya tomando forma en nuestra vida. ¿A qué madre no le gustaría que a su hijo se le rindiera el respeto, el amor y la atención que merece? ¡Cuánto más se aplica esto a la Madre de Dios, cuyo Hijo nos trae la salvación!
Por tanto, si aprendemos a contemplar a María como nuestra Madre espiritual y le pedimos que nos ayude a conocer mejor a su Hijo, Ella nos introducirá en esa relación de amorosa confianza con Jesús en la que Ella misma vive.
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