Beata Cristina de Stommeln: Una aliada en la lucha contra el demonio

Antes de adentrarnos en la vida de esta beata, incluimos una nota introductoria sobre las beguinas, la asociación a la que pertenecía, que experimentó su auge en los siglos XIII y XIV. Eran mujeres piadosas, solteras o viudas, que vivían juntas y cultivaban la vida espiritual. A diferencia de las órdenes religiosas, las beguinas conservaban sus posesiones y solo hacían promesas de obediencia temporales, que renovaban cada año. Por tanto, estas mujeres podían volver al mundo. Elegían una «maestra» que se encargaba de dirigir la casa durante uno o dos años. A pesar de las abundantes posesiones que algunas de ellas aportaban a la comunidad, trabajaban con sus propias manos para ganarse la vida y vivían en sencillez y pobreza. Partiendo de Flandes (Bélgica), las casas de las beguinas se extendieron por Europa Occidental, aunque también había «beguinas itinerantes». Algunas casas adoptaban la regla de la Tercera Orden de San Francisco o de Santo Domingo.

Los conflictos con el clero se intensificaron, ya que muchos no comprendían el estilo de vida de las beguinas. Las tensiones llegaron hasta Roma, donde los obispos alemanes lograron que se condenara a las beguinas. Posteriormente, incluso fueron perseguidas y prohibidas. En la actualidad, quedan unas pocas casas de beguinas en Flandes.

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