San Hilarión de Gaza: un gran asceta con un corazón abierto a los necesitados

¿Por qué alguien se hace ermitaño? ¿Por qué deja todo atrás por causa de Cristo e incluso renuncia a vivir en comunidad con otros hermanos para estar a solas con Dios?

Solo puede explicarse con los ojos de la fe. Desde la perspectiva del mundo, tan alejado de Dios, podría parecer incluso una elección egoísta. Sin embargo, a lo largo de los siglos, la Iglesia y los fieles han tenido en alta estima la vida eremítica.

Aunque un ermitaño pueda sentir un fuerte anhelo de soledad e intimidad con Dios; aunque quiera retirarse al lugar más solitario posible para encontrarlo, puede suceder que los planes del Señor sean distintos a lo que él mismo desea. ¡Dios es el dueño de cada vocación y seguir sus caminos es más valioso que hacer realidad los propios deseos, por piadosos que éstos sean!

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San Juan de Brébeuf: el intrépido misionero

Según el nuevo calendario litúrgico, el día 19 de octubre se celebra la memoria de san Juan de Brébeuf. Como la meditación de ayer estaba prevista para otro santo, hoy me gustaría hablar sobre la vida heroica de este incansable misionero.

¿Qué motivación puede impulsar a una persona a asumir terribles penurias y sufrimientos en aras de la salvación de las almas, para que éstas reciban el mensaje de Cristo? Es ese inescrutable amor que movió a Dios mismo a venir a este mundo, exponiéndose al sufrimiento en la Persona de su Hijo, para arrebatar su presa a los poderes de las tinieblas y conducir a los hombres a su Reino eterno.

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San Pedro de Alcántara: reformador no sin dificultad

Pedro Garavito nació en Alcántara (España) en 1499 y, a los dieciséis años, ingresó en la orden franciscana. Llevó allí una vida de estricta penitencia en lo referente a la alimentación y el sueño, a un grado que hoy en día nos resulta difícil de imaginar. Por eso, en lo que respecta al ascetismo, tendemos más a admirar que a imitar a los santos. Esto es comprensible, pero también puede tener efectos negativos a largo plazo. De hecho, la ascética ha desaparecido casi por completo de la vida de la Iglesia, de modo que, a nivel general, el ayuno prácticamente ya no existe. Corremos el peligro de ya no poder imaginar que, por amor al Señor, también hay que refrenarse en las comodidades corporales.

Bastaría con preguntar a un deportista qué es lo que hace para estar en buena condición. Sin duda, nos respondería que entrena mucho y practica la disciplina debida. Si se nos ocurre pensar que esto solo se aplica al deporte y no a la vida espiritual, recordemos las siguientes palabras de san Pablo:

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Fiesta de San Lucas, evangelista: “Os envío como ovejas en medio de lobos”    

NOTA: Al ser hoy la Fiesta del evangelista San Lucas, interrumpiremos nuestra serie sobre las vidas de los santos y meditaremos el pasaje previsto para esta ocasión, tomado del Evangelio de san Lucas.

Lc 10,1-9

En aquel tiempo, el Señor designó a otros setenta y dos y los envió por delante, de dos en dos, a todas las poblaciones y sitios adonde él había de ir. Pero antes les dijo: “La mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id, pero sabed que os envío como ovejas en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino. Si entráis en una casa, decid primero: ‘Paz a esta casa’. Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros. Permaneced en la misma casa, comed y bebed lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. Si entráis en un pueblo y os acogen, comed lo que os pongan; curad los enfermos que haya en él, y decidles: ‘El Reino de Dios está cerca de vosotros’.” leer más