Con alegría, me aventuré a realizar esta serie sobre la vida de los santos para meditarla y sacar provecho de su ejemplo. Pero no sabía lo que me esperaba ni las personas maravillosas que encontraría. En ellas, la vida de Cristo se vuelve tan palpable que ni siquiera merece la pena prestar atención a nuestros propios esfuerzos, que son tan insignificantes en comparación con los que ellos asumieron para seguir al Señor. Así, su brillante ejemplo nos da una lección de humildad.
¡Qué santos y santas tan heroicos han hecho y siguen haciendo brillar la luz de Dios en el mundo! ¡Con qué paciencia y perseverancia siguieron al Señor sin dejarse intimidar por las dificultades que encontraron en su camino! En ellos, el Cordero de Dios ha dejado testigos inolvidables impresos en el firmamento de la Iglesia.