«Cuando contemplas en el fondo de tu corazón lo que te digo, sacas un provecho mucho mayor que si leyeras muchos libros. Oh, si las almas quisieran escuchar mi voz cuando les hablo en el fondo de sus corazones, en poco tiempo llegarían a la cumbre de la santidad» (Del Diario de Sor Faustina).
Nuestro Padre Celestial no solo nos habla a través de la Sagrada Escritura, de la voz de la Iglesia y de diversos acontecimientos, sino también en lo más profundo de nuestro corazón. Para percibir su voz, debemos aprender a escuchar en el silencio.