«Plácido, ¿por qué me persigues? Cree en mí, que soy Cristo, y te he estado buscando durante mucho tiempo. Puesto que das limosna y practicas la misericordia, también yo seré misericordioso contigo» (Palabras de Jesús a San Eustaquio).
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Cumplir la misión encomendada
1Tim 6,13-16
En presencia de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que ante Poncio Pilato rindió tan hermoso testimonio, te ordeno que conserves el mandato sin tacha ni culpa hasta la Manifestación de nuestro Señor Jesucristo, que a su debido tiempo hará ostensible el Bienaventurado y único Soberano, el Rey de los reyes y el Señor de los señores, el único que posee inmortalidad, que habita en una luz inaccesible, a quien no ha visto ningún ser humano ni le puede ver. A él el honor y el poder por siempre. Amén.
Las palabras que hoy escuchamos del Apóstol de los Gentiles nos muestran cuán importante es cumplir una misión encomendada por Dios. San Pablo le ordena a Timoteo, es decir, le da una instrucción vinculante, y lo hace «en presencia de Dios y de Jesucristo» para dar mayor fuerza a sus palabras. ¡Y este encargo estará en vigor hasta la Segunda Venida del Señor!
El buen combate de la fe
1Tim 6,3-12
Si alguno enseña otra cosa y no se atiene a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo y a la doctrina que es conforme a la piedad, está cegado por el orgullo y no sabe nada; sino que padece la enfermedad de las disputas y contiendas de palabras, de donde proceden las envidias, discordias, maledicencias, sospechas malignas, discusiones sin fin propias de gentes que tienen la inteligencia corrompida, que están privados de la verdad y que piensan que la piedad es un negocio. Y ciertamente es un gran negocio la piedad, con tal de que se contente con lo que tiene. Porque nosotros no hemos traído nada al mundo y nada podemos llevarnos de él. Mientras tengamos comida y vestido, estemos contentos con eso. Los que quieren enriquecerse caen en la tentación, en el lazo y en muchas codicias insensatas y perniciosas que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición. Porque la raíz de todos los males es el afán de dinero, y algunos, por dejarse llevar de él, se extraviaron en la fe y se atormentaron con muchos sufrimientos. leer más
“UNA INTIMIDAD AUN MÁS PROFUNDA”
«Yo vivo [con los hombres] en una intimidad aun más profunda que una madre con sus hijos» (Mensaje de Dios Padre a Sor Eugenia Ravasio).
“ALEGRÍA AUN EN LA DIFICULTAD”
«A través de mi Ley, quisiera hacerles vivir una vida más feliz» (Mensaje de Dios Padre a Sor Eugenia Ravasio). leer más
El amor por encima de todo
Lc 7,36-50
Un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús entró en casa del fariseo y se recostó a la mesa. Y entonces una mujer pecadora que había en la ciudad, al enterarse que estaba sentado a la mesa en casa del fariseo, llevó un frasco de alabastro con perfume, y, colocándose detrás de él, se puso a sus pies llorando y comenzó a bañarle los pies con sus lágrimas, y los enjugaba con sus cabellos, los besaba y los ungía con el perfume. Al ver esto el fariseo que le había invitado, se decía: “Si éste fuera profeta, sabría con certeza quién y qué clase de mujer es la que le toca: que es una pecadora”. Jesús tomó la palabra y le dijo: “Simón, tengo que decirte una cosa”. Y él contestó: “Maestro, di”. “Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y otro cincuenta. Como ellos no tenían con qué pagar, se lo perdonó a los dos. ¿Cuál de ellos le amará más?” “Supongo que aquel a quien perdonó más” -contestó Simón. Entonces Jesús le dijo: “Has juzgado con rectitud”.
“DIOS PUEDE VALERSE INCLUSO DEL PECADO”
«Hijo mío, incluso el pecado puede convertirse en un peldaño que nos acerca a Dios, que nos eleva, que nos conduce aún con más seguridad hacia Él, siempre y cuando al pecado le siga el profundo dolor de haberlo cometido, cuando nos proponemos sinceramente no repetirlo, cuando sentimos lo mal que hemos actuado contra la misericordia de Dios, cuando éste es capaz de desgarrar las fibras más duras de nuestro corazón, haciendo brotar de ellas lágrimas de arrepentimiento y de amor» (San Pío de Pietrelcina).
Memorias del Paraíso
Sb 8,1-6
Lectura correspondiente a la memoria de Santa Hildegarda de Bingen
La sabiduría se propaga decidida de uno al otro confín y gobierna todo con acierto. Yo la amé y la pretendí desde mi juventud; me empeñé en hacerla mi esposa, enamorado de su belleza. Su intimidad con Dios ennoblece su linaje, pues el dueño de todo la ama. Está iniciada en el conocimiento de Dios y es la que elige sus obras. Si la riqueza es un bien apetecible en la vida, ¿qué cosa más rica que la sabiduría, que todo lo hace? Si la inteligencia trabaja, ¿quién sino la sabiduría es el artífice de cuanto existe? leer más
“SERENIDAD ANTE LA DEBILIDAD”
«El caballo deja su estiércol en el establo y, aunque sea sucio y hediondo, él mismo lo lleva con gran esfuerzo al campo, del cual brota entonces un buen trigo y un vino noble y dulce, que nunca crecerían si no fuera por el estiércol. Así pues, lleva con esfuerzo y diligencia tu estiércol —es decir, aquellas debilidades que no puedes descartar, desechar ni superar— al campo de la amorosa voluntad de Dios con actitud serena. Sin duda, crecerá de él un fruto delicioso y sabroso en una humilde serenidad» (Juan Taulero).
Seguir la voz del Señor
Jn 17,6a.11b-19
Lectura correspondiente a la memoria de San Cornelio y Cipriano
En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo, y oró diciendo: “Padre santo, cuida en tu Nombre a aquellos que me diste, para que sean uno, como nosotros. Mientras estaba con ellos, cuidaba en tu Nombre a los que me diste; yo los protegía y no se perdió ninguno de ellos, excepto el que debía perderse, para que se cumpliera la Escritura. Pero ahora voy a ti, y digo esto estando en el mundo, para que mi gozo sea el de ellos y su gozo sea perfecto. Yo les comuniqué tu palabra, y el mundo los odió porque ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los preserves del Maligno. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la verdad: tu palabra es verdad. Así como tú me enviaste al mundo, yo también los envío al mundo. Por ellos me consagro, para que también ellos sean consagrados en la verdad.” leer más