No améis al mundo

1Jn 2,12-17

Os escribo a vosotros, hijos, porque por su nombre se os han perdonado los pecados. Os escribo a vosotros, padres, porque habéis conocido al que existe desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al Maligno. Os he escrito a vosotros, niños, porque habéis conocido al Padre. Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que existe desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros. No améis al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo -la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la arrogancia de los bienes terrenos- no procede del Padre, sino del mundo. Y el mundo es pasajero, y también sus concupiscencias; pero quien cumple la voluntad de Dios permanece para siempre. leer más

“DAME TODO LO QUE ME ACERCA A TI”  

«Señor mío y Dios mío, prívame de todo lo que me aleja de ti, dame todo lo que me acerca a ti, haz que ya no sea mío, sino todo tuyo» (San Nicolás de Flüe).

Es una humilde súplica de San Nicolás. La segunda parte, en la que nos detendremos hoy, representa lo que en la mística católica se denomina «vía iluminativa»: «Dame todo lo que me acerca a ti».

leer más