Ct 3,1-4a
En mi lecho, por la noche, busqué al amor de mi alma, lo busqué y no lo encontré. Me levanté y recorrí la ciudad, calles y plazas; busqué al amor de mi alma, lo busqué y no lo encontré. Me encontraron los guardias que rondan por la ciudad: “¿Habéis visto al amor de mi alma?” Apenas los había pasado, cuando encontré al amor de mi alma.
Este texto se lee en la Santa Misa al celebrar la Fiesta de una gran amante, que encontró a su Señor: Santa María Magdalena. El evangelio de hoy relata precisamente el encuentro de María Magdalena con el Señor Resucitado, y el modo en que Él se le da a conocer (Jn 20,1.11-18).