«Yo soy el Eterno, y cuando vivía solo ya había resuelto desplegar toda mi Omnipotencia para crear seres a mi imagen» (Mensaje de Dios Padre a Sor Eugenia Ravasio).
Así que, desde tiempos inmemoriales, los hombres hemos estado en el plan de amor de nuestro Padre Celestial. La certeza de que Él ha pensado en nosotros desde siempre nos eleva por encima del curso habitual del tiempo. Esto se aplica a cada vida que nace de la bondad de nuestro Padre. Es aceptada, es querida, es llamada a la existencia porque así lo quiso nuestro Padre desde siempre y le preparó todo lo necesario. Con infinita sabiduría y cuidado, previó todo aquello que necesitaríamos para vivir. Así lo expresa en el Mensaje a la Madre Eugenia: