«Tengo un buen maestro, que es Dios. En Él me fijo en todo y en ningún otro» (Santa Juana de Arco).
¡La doncella de Orléans escogió la opción correcta! «Uno solo es vuestro Maestro» —nos dice el Señor en Mt 23, 8. Dios se reserva el derecho de guiar a los suyos. Aunque podamos recibir ayuda de personas llenas del Espíritu Santo y debamos estar agradecidos si las encontramos o si incluso contamos con alguien que nos acompañe espiritualmente, esta guía solo se convierte en un regalo inestimable si está impregnada de la sabiduría de Dios.