«Preferiría morir antes que retractarme de lo que Dios me ha encomendado hacer» (Santa Juana de Arco).
Solo quien está profundamente unido al Señor y vive en la verdad puede atreverse a decir tales palabras. Juana de Arco las pronuncia sabiendo bien que su vida corre peligro. Se ha entregado totalmente a la guía de Dios y solo de Él tiene su seguridad. La joven Juana tuvo que defenderse de la acusación de brujería en un proceso eclesiástico injusto, convocado por un obispo que colaboraba con sus enemigos. Se enfrentaba a un gran número de eruditos, la mayoría de los cuales estaban dispuestos a condenarla.