LA IRA DE DIOS

“Incluso cuando los hombres experimenten mi ‘ira’, han de saber que los amo y los llamo a la conversión” (Palabra interior).

El concepto de la «ira de Dios» puede infundir miedo a las personas. Sin embargo, debemos aprender a entenderla correctamente desde la perspectiva del amor de nuestro Padre. Debido a nuestra libertad, nuestro Padre permite que hagamos el mal. Por tanto, somos capaces de abusar de nuestra libertad y, en cierta forma, emplearla en contra de Dios. Si no fuera así, seríamos como criaturas irracionales, sin capacidad de elección y siguiendo instintivamente las leyes preestablecidas de la naturaleza.

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EVANGELIO DE SAN JUAN (Jn 21,20-25): “Juan, el testigo”      

Se volvió Pedro y vio que le seguía aquel discípulo que Jesús amaba, el que en la cena se había recostado en su pecho y le había preguntado: “Señor, ¿quién es el que te va a entregar?” Y Pedro, al verle, le dijo a Jesús: “Señor, ¿y éste qué?” Jesús le respondió: “Si yo quiero que él permanezca hasta que yo vuelva, ¿a ti qué? Tú sígueme”. Por eso surgió entre los hermanos el rumor de que aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no le dijo que no moriría, sino: “Si yo quiero que él permanezca hasta que yo vuelva, ¿a ti qué?” Éste es el discípulo que da testimonio de estas cosas y las ha escrito, y sabemos que su testimonio es verdadero. Hay, además, otras muchas cosas que hizo Jesús y que, si se escribieran una por una, pienso que ni aun el mundo podría contener los libros que se tendrían que escribir. leer más