Evangelio de San Juan (Jn 9,13-23): “Es un profeta”  

 

Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. El día en que Jesús hizo el lodo y le abrió los ojos era sábado. Y los fariseos empezaron otra vez a preguntarle cómo había comenzado a ver. Él les respondió: “Me puso lodo en los ojos, me lavé y veo”. Entonces algunos de los fariseos decían: “Ese hombre no es de Dios, porque no guarda el sábado”. Pero otros decían: “¿Cómo es que un hombre pecador puede hacer semejantes prodigios?” Y había división entre ellos. Le dijeron, pues, otra vez al ciego: “¿Tú qué dices de él, puesto que te ha abierto los ojos?” “Que es un profeta” -respondió. No creyeron los judíos que aquel hombre habiendo sido ciego hubiera llegado a ver, hasta que llamaron a los padres del que había recibido la vista, y les preguntaron: “¿Es éste vuestro hijo que decís que nació ciego? ¿Entonces cómo es que ahora ve?” Respondieron sus padres: “Nosotros sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego. Lo que no sabemos es cómo es que ahora ve.

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